ANÁLISIS | Las divisiones en Estados Unidos sobre la Rusia de Putin presentan graves implicaciones globales
Melissa Velásquez Loaiza
(CNN) — La política estadounidense está ahora dividida por una fractura en torno a Rusia que podría tener implicaciones globales mucho más graves incluso que condenar a Ucrania a la derrota tras la invasión del presidente Vladimir Putin.
La negativa de los republicanos pro-Donald Trump en el Congreso a extender un salvavidas militar para Ucrania, y el regreso del expresidente a atacar a los aliados de la OTAN en formas que se alinean con los objetivos de Putin, muestran que Trump ya está remodelando las realidades geopolíticas meses antes de su posible regreso a Casa Blanca.
El resultado es una creciente alarma sobre las intenciones de Trump en cualquier segundo mandato, incluso sobre si intentaría abandonar la alianza y desmantelar así los acuerdos de seguridad transatlánticos posteriores a la Segunda Guerra Mundial que ganaron la Guerra Fría y condujeron a 80 años de paz en Europa.
La voluntad de algunos legisladores republicanos de alejarse de Ucrania y disculpar la reprimenda de Trump a sus aliados refleja el cambio de fuerzas políticas en Estados Unidos, en parte dictado por el nacionalismo de “Estados Unidos primero” de Trump. Pero el sentimiento público también ha sido moldeado por las agotadoras dos primeras décadas del siglo XXI, marcadas por sangrientas guerras en el extranjero y varias crisis financieras e internas.
El presidente Joe Biden ha reaccionado a la reciente retórica de Trump con disgusto, enmarcándola como una violación del papel de liderazgo histórico de Estados Unidos, y culpó a los legisladores republicanos por los recientes reveses en el campo de batalla ucraniano.
La Casa Blanca dijo el sábado después de que Biden llamara al presidente Volodymyr Zelensky que “el Ejército de Ucrania se vio obligado a retirarse de Avdiivka después de que los soldados ucranianos tuvieron que racionar municiones debido a la escasez de suministros como resultado de la inacción del Congreso, lo que resultó en los primeros avances notables de Rusia en meses”.
Biden también le aseguró a Zelensky que continuaría el apoyo de Estados Unidos antes del segundo aniversario de la invasión. Pero dado el endurecimiento del sentimiento republicano en contra de más ayuda, incluida la negativa del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, de someter a votación un paquete de ayuda aprobado por el Senado, esa garantía parece cada vez más inestable.
Y en términos más generales, si sólo uno de los dos partidos gobernantes de Estados Unidos se opone plenamente al expansionismo ruso y apoya las garantías de seguridad de la OTAN que han durado durante décadas, Estados Unidos perderá su posición como baluarte de la seguridad occidental, alarmando a sus aliados y ofreciendo múltiples oportunidades para adversarios en el Kremlin.
Biden acusa a Trump de doblegarse ante Putin al alentar a Rusia a invadir a los aliados de la OTAN que no cumplen con sus obligaciones
Una transformación republicana
La transformación del Partido Republicano –que alguna vez se jactó de derrotar a la Unión Soviética– se ha puesto de relieve por el hecho de que Trump no se sumó a la indignación mundial por la muerte del héroe de la oposición Alexey Navalny. En una declaración este lunes, Trump, el favorito para la candidatura presidencial republicana, comparó la brutal autocracia de Putin con Estados Unidos, trazando una aparente analogía entre sus propios problemas legales y la persecución infligida al valiente disidente ruso.
Trump tampoco ha repudiado su reciente comentario de que invitaría a Rusia a invadir las naciones de la OTAN que no alcanzaron objetivos no vinculantes en materia de gasto en defensa. Incluso pregonó este lunes el respaldo del húngaro Viktor Orban, el aliado más cercano de Putin en la Unión Europea y un hombre fuerte antidemocrático. La extraña deferencia de Trump hacia Putin no es nueva: sus genuflexiones fueron un tema frecuente durante su presidencia. Pero es aún más sorprendente ahora, dada la condición del líder ruso de criminal de guerra acusado de lanzar una invasión no provocada a un vecino democrático. Después de apuntalar a Ucrania durante dos años con miles de millones de dólares en ayuda y municiones, una decisión de Estados Unidos de retirarse y dejarlo en manos de Putin representaría un sorprendente cambio de rumbo.
Aparte del misterioso control que Putin parece ejercer sobre Trump, la hostilidad del expresidente hacia Ucrania es fácilmente explicable. Después de todo, Zelensky rechazó sus súplicas de iniciar una investigación criminal contra Biden antes de las elecciones de 2020. La campaña de coerción estuvo en el centro del primer juicio político a Trump.
Oponerse a la ayuda a Ucrania también es un tema casi perfecto para el expresidente y sus aliados en las primarias del Partido Republicano. Su oposición a las transferencias de armas y municiones, así como sus críticas a los aliados de la OTAN por sus presupuestos de defensa, encajan en su afirmación central –que se remonta a su campaña de 2016– de que otros países se están aprovechando de Estados Unidos.
Johnson se resiste a las demandas de la Casa Blanca de permitir una votación sobre un proyecto de ley que fue aprobado por el Senado de forma bipartidista, argumentando que Estados Unidos no puede arreglar las fronteras de otra nación antes de arreglar las propias. Este es un argumento que resuena fuertemente entre los votantes republicanos. Muchos se preguntan por qué deberían enviarse miles de millones de dólares más a Ucrania mientras luchan con los altos precios de los alimentos y las tasas de interés, y se preguntan por qué Estados Unidos no se ocupa primero de los suyos.
Un mensaje republicano visto como una señal de apaciguamiento en Munich
Varios republicanos llevaron su mensaje no deseado a la Conferencia de Seguridad de Munich el fin de semana.
El senador de Ohio JD Vance, un gran admirador de Trump, argumentó que la actual propuesta de ayuda estadounidense de US$ 60.000 millones para Ucrania “no va a cambiar fundamentalmente la realidad en el campo de batalla”. Dijo que Estados Unidos no tiene la capacidad de fabricación para producir suficiente munición para Ucrania ni para sus propias necesidades. Pidió una paz negociada con Rusia para poner fin a la guerra y se quejó de que no había un final claro para la política estadounidense. Y aunque no está a favor de retirarse de la OTAN, dijo que Europa debe hacer más en su propia defensa mientras Estados Unidos mira a China.
“No creo que Vladimir Putin sea una amenaza existencial para Europa y, en la medida en que lo sea, esto sugiere que Europa tiene que asumir un papel más agresivo en su propia seguridad”, dijo Vance.
Los argumentos del senador de Ohio son paralelos a los de varios presidentes estadounidenses que durante mucho tiempo se han quejado de que Europa debería hacer más.
Si bien el gasto en defensa de la OTAN ha ido aumentando, se espera que sólo 18 de los 31 miembros de la alianza alcancen un objetivo del 2% de su PIB este año. Incluso aquellos que sí lo hacen enfrentan dudas sobre su preparación y capacidad. Y la implicación de Vance de que Occidente nunca podrá reunir el dinero indefinido necesario para apuntalar a Ucrania no es descabellada. En 2016, dos años después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, el entonces presidente Barack Obama dijo a “The Atlantic” que Ucrania “será vulnerable a la dominación militar de Rusia, sin importar lo que hagamos”.
Aún así, la afirmación de Vance de que Putin no representaría una amenaza existencial para Europa es discutible, especialmente si la agresión del líder ruso es recompensada en Ucrania. Y es posible que no haya un final en la guerra, ya que Putin parece decidido a permanecer comprometido tanto tiempo como sea necesario, y es poco probable que Ucrania acepte garantías rusas en virtud de un acuerdo de paz negociado.
Además, cuando se trata de China, la posición republicana de que Estados Unidos necesita llegar a un acuerdo con Rusia para poder concentrarse en Asia Oriental parece ingenua. Cada vez más, los vínculos entre Beijing, Moscú, Irán y Corea del Norte significan que el nuevo juego geopolítico es global. Y no hay razón para pensar que Putin tenga algún interés en forjar la estabilidad en Europa para que Estados Unidos pueda recurrir a otro enemigo.
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Pero Vance es parte de una nueva generación de republicanos que representan un tipo de política exterior más nacionalista y transaccional, algo que es poco probable que cambie incluso cuando Trump ya no sea la figura dominante de su partido. Por ejemplo, la exembajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, ha estado pidiendo un retorno a la política exterior dura que dominó al Partido Republicano durante décadas. Este lunes, por ejemplo, acusó a Trump de “ponerse de rodillas” ante Rusia. Pero Haley va muy por detrás de Trump en las primarias del Partido Republicano y, a menudo, parece postularse para el liderazgo de un partido que ya no existe.
La evolución de los sentimientos en materia de política exterior entre los votantes republicanos se destacó en un nuevo informe del Consejo de Asuntos Globales de Chicago que encontró que una mayoría de republicanos piensa que sería mejor para el futuro de Estados Unidos permanecer al margen, en lugar de tomar una participación activa en asuntos mundiales. Los republicanos pro-Trump fueron aún más negativos respecto del papel global de Estados Unidos.
Estas presiones pesan sobre los legisladores republicanos a medida que votan cada vez más duramente sobre la ayuda a Ucrania.
El dilema lo resume el senador Pete Ricketts, un republicano que apoya más ayuda para Ucrania pero votó en contra del paquete la semana pasada con el argumento de que Estados Unidos necesitaba hacer más para detener el flujo de migrantes indocumentados que cruzan la frontera. Ricketts también estuvo en Munich el fin de semana y trató de asegurar a los europeos escépticos que, eventualmente, el Congreso actuaría sobre la ayuda a Ucrania. También resumió lo que podría estar en riesgo si Trump decide neutralizar la alianza occidental.
“Estaba hablando con una madre en la feria estatal y ella me dijo: ‘Senador, no quiero que mi joven de 18 años pelee en Europa'”, relató Ricketts. “Dije: ‘Por eso le estamos dando armas a Ucrania. Para que eso no suceda porque si Ucrania pierde y Putin invade a uno de nuestros aliados de la OTAN, entonces tu hijo de 18 años estará luchando en Europa'”.
La anécdota del senador de Nebraska sugiere que las advertencias de Biden sobre la importancia de la OTAN no están teniendo éxito, más de 30 años después de la caída de la Unión Soviética.
No es sorprendente. Cualquiera que tenga una memoria adulta de la importancia de la OTAN en los tensos años de la Guerra Fría tiene ahora al menos 50 años. La generación más grande que luchó en la Segunda Guerra Mundial, que condujo a las actuales estructuras de seguridad transatlánticas, ya casi ha fallecido.
Existe una evidente necesidad de que líderes en Estados Unidos y Europa que sean más jóvenes que Biden y el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de 82 años, quien ayudó a dirigir la ayuda a Ucrania a través de la cámara, defiendan el papel de la OTAN en el mantenimiento de la paz.
Si no lo hacen, oportunistas como Trump seguirán aprovechándose.
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