OPINIÓN | Biden estuvo relajado, divertido, al mando, pero eso no será suficiente
Juan Pablo Elverdin
Nota del editor: Frida Ghitis (@fridaghitis), antigua productora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista de The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas.
(CNN) — El presidente Joe Biden se enfrenta al periodo más difícil de su todavía joven presidencia, pero no lo habrías sabido viendo al político relajado, optimista y con ganas de hacer bromas que respondió las preguntas en el foro de CNN este jueves por la noche.
El Biden que apareció en ese escenario de Baltimore fue el hombre que ganó las elecciones presidenciales, un político hábil, experimentado a la hora de enfrentarse a los votantes, humano, solidario, que defiende planes que la mayoría de los estadounidenses apoyan.
Sin embargo, si esperaba que la actuación impulsara su decadente fortuna, es poco probable que lo haga. No solo porque los medios de comunicación de la derecha despreciarán su actuación sin piedad, sino porque los estadounidenses esperarán a ver si puede producir resultados. Es poco probable que los índices de aprobación de Biden cambien de rumbo antes de que sus grandes propuestas legislativas se conviertan en ley.
En medio de arduas negociaciones con otros demócratas sobre los detalles de ese enorme paquete legislativo transformador, Biden demostró que domina perfectamente los complicados hechos y los matices de las muchas partes móviles de la legislación, desde la tributación de las empresas hasta los créditos fiscales para los niños, desde el apoyo financiero a los colegios comunitarios hasta los pagos por los audífonos.
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Intercaló detalles sobre las conversaciones en curso con los senadores moderados que se oponen a algunas partes del plan, con sus características muestras de humanidad y empatía, junto con una refrescante dosis de ingenio, incluyendo algo de humor autocrítico. Biden no solo se sintió cómodo en ese entorno. Estuvo francamente divertido. Pero también escuchó y conectó con el público.
Cuando una persona le habló sobre las dificultades de cuidar a sus padres ancianos con demencia, dijo: “Si mi madre estuviera aquí, diría que eres una buena hija”. Bromeó con que la primera dama, Jill Biden, que da clases en un colegio comunitario, lo echó de la habitación por haber eliminado del plan la financiación de los colegios comunitarios gratuitos, pero prometió seguir luchando para conseguirlo. Y demostró que se ocupa de asuntos que van más allá de los temas de infraestructura ampliamente definidos que ocupan la mayor parte de su tiempo estos días.
Reveló que podría desplegar la Guardia Nacional para ayudar a resolver los problemas de la cadena de suministro, en particular la descarga de buques de carga, e hizo algunas declaraciones notablemente firmes sobre política exterior.
Cuando se le preguntó si Estados Unidos defendería a Taiwán de China si fuera necesario, no dudó. “Sí”, dijo, “tenemos el compromiso de hacerlo”.
En un país polarizado, con una maquinaria mediática de derechas que respalda a las fuerzas anti-Biden, no espero que muchos en Fox News, y mucho menos sus competidores trumpistas más pequeños, reconozcan que Biden fue coherente, articulado y con dominio de hechos complicados. En su lugar, sospecho que la audiencia verá sobre todo clips editados tendenciosamente de Biden tartamudeando y tartamudeando, como prueba de que no está a la altura del trabajo.
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Al final, la posición política de Biden no dependerá del impacto de foro, sino del éxito de sus negociaciones para aprobar su agenda legislativa.
Biden parecía optimista al respecto. Quizá por eso estaba de tan buen humor.
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