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ANÁLISIS | ¿Por qué es anónimo el jurado del juicio de Trump? La breve e imperfecta historia de los jurados anónimos en EE.UU.

Alexandra Ferguson

(CNN) — Mientras el expresidente Donald Trump lanza teorías conspirativas sobre personas infiltradas en el jurado de su juicio penal por pago de dinero por silencio, al juez del caso le está resultando difícil proteger el anonimato de los jurados.

Se supone que el anonimato de los jurados como el que se está formando para escuchar los cargos en Nueva York contra Trump añade una capa de protección para aquellos jurados que cumplen con su deber cívico. Esta práctica, antes reservada únicamente a casos de delincuencia violenta, es cada vez más habitual. Suele emplearse para casos de alto perfil, pero también a voluntad de los jueces en algunos estados. Las normas varían.

El concepto de jurado anónimo es aún relativamente nuevo; el primero de la historia de Estados Unidos se constituyó en Nueva York en 1977 para el juicio de Leroy “Nicky” Barnes, un capo de la droga conocido como Mr. Untouchable, según el diario The New York Times. Barnes, famoso por evitar ser condenado, llamó la atención del entonces presidente Jimmy Carter, quien dijo al Departamento de Justicia que tuviera especial cuidado con el caso, que se saldó con un veredicto de culpabilidad.

Ni siquiera a los abogados de aquel caso se les permitió conocer la identidad de los miembros del jurado, un paso más allá de las precauciones establecidas para el juicio de Trump en Nueva York. Tanto los fiscales como la defensa de Trump han estado estudiando minuciosamente los perfiles de las redes sociales y el pasado de los posibles miembros del jurado en la sala del juez Juan Merchan.

Merchan emitió una orden en marzo en la que acordaba con los fiscales que la mayor parte de la información sobre los jurados sería sellada. Los abogados de Trump no discreparon, según la orden.

Otro jurado relacionado con Trump, el que declaró a Trump responsable de abuso sexual y difamación de E. Jean Carroll, era totalmente anónimo (como el que condenó a Barnes) y las identidades de los miembros del jurado no eran conocidas por los abogados de ninguna de las partes.

En esta era de medios sociales hiperconectados, el anonimato es difícil de conseguir. Una miembro del jurado que había sido juramentada en el panel el martes fue excusada por Merchan el jueves después de que ella dijera que su anonimato se había roto.

“Solo ayer, amigos, colegas y familiares enviaron mensajes a mi teléfono cuestionando mi identidad como miembro del jurado”, dijo la exjurado n° 2 a Merchan.

Merchan amonestó a la prensa por publicar información que podría identificar a los miembros del jurado.

“Acabamos de perder a quien probablemente habría sido un muy buen miembro del jurado”, dijo Merchan ante el tribunal. “Lo primero que dijo fue que estaba asustada e intimidada por la prensa”.

Trump, siempre tratando de socavar el sistema de justicia que lo está procesando, sembró una nueva teoría de la conspiración mediante la publicación de una cita en las redes sociales, atribuida al presentador de Fox News Jesse Watters, de que “activistas liberales encubiertos” estaban tratando de formar parte del jurado.

Dejando a un lado el hecho de que no hay pruebas que apoyen esta afirmación, y teniendo en cuenta que la fiscalía necesita que todos los miembros del jurado estén de acuerdo con ellos para obtener un veredicto de culpabilidad, mientras que Trump solo necesita que uno vote a favor de la absolución para dar lugar a un jurado en desacuerdo.

Mientras tanto, una audiencia especial sobre si Trump infringió una orden de silencio por sus continuos ataques en las redes sociales está fijada para la próxima semana.

Cuando los jurados anónimos salen mal

Tal vez Trump recuerde uno de los incidentes más infames con jurados anónimos, protagonizado por otro famoso neoyorquino, el jefe de la mafia John Gotti.

El anonimato de los jurados en ese caso de 1987 permitió al presidente del jurado, que casualmente tenía conexiones con el crimen organizado, ponerse en contacto con Gotti y, a cambio de sobornos, garantizar un jurado en desacuerdo.

El informante que delató a Gotti, Salvatore “Sammy el Toro” Gravano, también dijo a las autoridades que el miembro del jurado, George Pape, había sido sobornado. Pape votó a favor de la absolución de Gotti, pero también lo hicieron los otros 11 miembros del jurado. La absolución contaminada se mantuvo, ya que la Constitución protege contra la doble incriminación, según un informe de The New York Times de la época. Posteriormente, Gotti ingresó en prisión tras ser condenado por otros cargos.

Está claro que hay una gran diferencia entre el gran impulso del gobierno federal para perseguir la delincuencia organizada en la década de 1980 con cargos de asociación delictiva y el procesamiento de Trump por el delito de clase E de falsificación de un registro de negocios en apoyo de violaciones de campaña.

Pero el apoyo incondicional que Trump recibe de sus seguidores y las cosas violentas que están dispuestos a hacer en su nombre, como asaltar el Capitolio de EE.UU., sugieren que este es el tipo de caso en el que el anonimato está claramente justificado, aunque la práctica de los jurados anónimos está en tensión con la Sexta Enmienda de la Constitución, que garantiza un juicio público, justo y rápido por un jurado imparcial.

Lo que sabemos

Merchan pidió a los medios de comunicación que se abstuvieran de informar sobre detalles que pudieran poner en evidencia a los miembros del jurado, como descripciones físicas, y les prohibió incluir elementos que figuran en el cuestionario del jurado, como sus lugares de trabajo.

Existe información pública y conocida sobre los miembros del jurado (su sexo, profesión, situación familiar, etc.) que hace pensar que podrían ser desenmascarados por detectives de Internet o por conocidos descuidados.

ANÁLISIS | El jurado que decidirá el destino de Trump se perfila ante el primer juicio penal del expresidente

Las investigaciones sobre los miembros del jurado también se están llevando a cabo en tiempo real durante este proceso. La defensa de Trump estaba revisando viejas publicaciones en las redes sociales y preguntando a los miembros del jurado por ellas.

Los fiscales están buscando fallos en los miembros del jurado. Otro miembro del jurado, un abuelo puertorriqueño que había dicho que Trump le parecía “fascinante y misterioso”, también fue destituido el jueves. Las circunstancias exactas de su destitución no están claras, pero los fiscales informaron al juez que su revisión de los antecedentes penales mostró que una persona que compartía el nombre del hombre fue detenida en la década de 1990 por derribar anuncios políticos.

Una experiencia traumática

La sesión del jueves terminó con la constitución de un jurado de 12 personas. A estos jurados se les pedirá que asuman la responsabilidad de juzgar a un expresidente y quizá a un futuro presidente.

“Los miembros del jurado se presentan y muchas veces no creen que acabarán siendo seleccionados por la razón que sea. Así que cuando pasan por el proceso, tan pronto como prestan juramento en un panel, eso puede ser bastante desconcertante”, dijo el consultor de jurados Alan Tuerkheimer a Omar Jiménez de CNN en una entrevista en Max.

“Eso puede ser para un caso normal. Así que imagínate este caso”, añadió.

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