El presidente Xi Jinping se dirige a los ricos de China en un esfuerzo por redistribuir la riqueza
Alexandra Ferguson
(CNN Business) — El presidente de China Xi Jingping lanzó esta semana una nueva y audaz promesa para redistribuir la riqueza en el país, acumulando más presión sobre los ciudadanos y las empresas más ricas del país.
Xi dijo el martes a los principales líderes del gobernante Partido Comunista Chino que el gobierno debe establecer un sistema de redistribución de la riqueza en aras de la “justicia social”, según un resumen del discurso publicado por Xinhua, la agencia oficial de noticias estatal. Aseguró que era “necesario” “regular razonablemente los ingresos excesivamente altos, y animar a las personas y empresas de altos ingresos a devolver más a la sociedad”.
El artículo de Xinhua no incluía muchos detalles sobre cómo esperaba Xi lograr este objetivo, pero sí sugería que el gobierno podría considerar la posibilidad de aplicar impuestos u otras formas de redistribuir los ingresos y la riqueza.
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Xi incluso invocó la necesidad de una “prosperidad común” entre el pueblo chino como algo fundamental para que el Partido mantenga el poder y transforme el país en una nación “plenamente desarrollada, rica y poderosa” para 2049, cuando se cumpla el centenario de la existencia de la República Popular China.
“La prosperidad común es la prosperidad de todo el pueblo”, dijo Xi durante la reunión económica de la dirección, que se celebra cada pocos meses para determinar la política. “No la prosperidad de unos pocos”.
Una frase significativa
Esa frase tiene un gran significado histórico en China, y el uso de Xi en el contexto de la redistribución de la riqueza recuerda su uso por el presidente Mao Zedong a mediados del siglo pasado, cuando el antiguo líder comunista abogaba por reformas económicas drásticas para arrebatar el poder a los ricos terratenientes y agricultores, la élite rural.
Mao gobernó el país en medio de una gran transformación y agitación económica y social. Su muerte en 1976 marcó el final de la Revolución Cultural.
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Después, China se embarcó en décadas de liberalización económica bajo el liderazgo de Deng Xiaoping.
Deng adoptó su propio uso de la frase “prosperidad común” cuando el país adoptó los principios del libre mercado en la economía socialista china, y abrió el mayor país comunista del mundo a Occidente.
El exdirigente dijo en 1985 a una delegación visitante de ejecutivos de empresas estadounidenses que “algunas zonas y algunas personas pueden enriquecerse primero, y luego liderar y ayudar a otras regiones y personas [a enriquecerse], y poco a poco [logramos] la prosperidad común”.
A lo largo de los años, China ha pasado de ser un país pobre a ser la segunda economía del mundo y una de sus mayores fuerzas en el ámbito empresarial y tecnológico. Su rápido crecimiento podría ayudarle a superar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo dentro de una década.
Creciente desigualdad
Pero mientras el sector privado del país y la cantidad de riqueza se han disparado, en 2019, el número de chinos ricos superó por primera vez al de estadounidenses ricos, las diferencias entre ricos y pobres y ciudadanos rurales y urbanos en China han empeorado.
Ese problema parece haber irritado a Xi. El martes, admitió que el Partido “permitió que algunas personas, algunas áreas se enriquecieran primero” tras sus reformas económicas que se remontan a la década de 1970.
Pero desde 2012, cuando Xi asumió el cargo, dijo que el gobierno central ha puesto “la realización de la prosperidad común de todas las personas en una posición más importante”.
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El enfoque de Xi en la redistribución de la riqueza está relacionado con los objetivos más amplios de su gobierno para la economía. En los últimos meses, el país se ha embarcado en una ofensiva sin precedentes en los sectores de la tecnología, las finanzas, la educación y otros, con el fin de frenar el riesgo financiero, proteger la economía y acabar con la corrupción.
Su gobierno también ha aducido la necesidad de salvaguardar la seguridad nacional y proteger los intereses de su población. Los reguladores han culpado ampliamente al sector privado de crear problemas socioeconómicos que podrían desestabilizar la sociedad y afectar al control del Partido sobre el poder.
La represión de la empresa privada ha puesto en jaque a los inversores mundiales y ha avivado los temores sobre las perspectivas de innovación y crecimiento de la economía china.
La economía del país ya ha dado muestras de debilidad últimamente. Los datos publicados el lunes indicaban que la recuperación del país se ralentiza, y la tasa de desempleo entre los jóvenes se ha disparado hasta el peor nivel en un año.
Los economistas atribuyen la ralentización a una serie de factores, como la rápida propagación de la variante delta, las catástrofes naturales, el creciente riesgo de endeudamiento y el debilitamiento de la confianza de los inversores tras las medidas reguladoras.
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