La Tierra se calienta tan rápido que estos diminutos organismos no se han podido adaptar
Alexandra Ferguson
(CNN) — A medida que las temperaturas globales aumentan constantemente, nuestro planeta puede estar cambiando demasiado rápido para que algunos de los organismos más variados de la naturaleza se adapten.
Según una nueva investigación, miles de especies de organismos diminutos parecidos a las plantas podrían evolucionar con demasiada lentitud para seguir el ritmo de los cambios de la Tierra a medida que avanza la crisis climática.
Estos diminutos organismos son las algas, algo que probablemente imaginas flotando como una capa verde en la superficie de un estanque o lago.
Pero cuando las algas se alían con los hongos, forman colonias de líquenes, esas manchas rizadas de color claro que crecen en las rocas y los árboles de tu jardín. Y con el liquen como su medio, las algas tienen la versatilidad de habitar una amplia gama de ecosistemas en todo el mundo, viviendo en cualquier lugar, desde la tundra ártica hasta el desierto más árido. Los líquenes son la vegetación dominante y cubren el 7% de la superficie del planeta.
Los líquenes que albergan algas Trebouxia pueden verse creciendo en las rocas de la República Checa.
Los líquenes crecen apenas milímetros al año y pueden vivir miles de años. Aunque el centro del liquen empiece a romperse y descomponerse, el borde exterior seguirá extendiéndose como un anillo.
Pero estos líquenes de crecimiento lento también se mueven a paso de tortuga cuando se trata de cambios evolutivos: no se adaptan con la suficiente rapidez para seguir el ritmo con el que cambia nuestro planeta, especialmente a medida que se calienta.
Las algas mantienen una relación simbiótica con un hongo que vive dentro de este liquen en una roca del desierto de Atacama.
Seguimiento del cambio evolutivo
Los investigadores estudiaron las Trebouxia, algas unicelulares que viven dentro de los líquenes. Hay más de 7.000 tipos de estos líquenes con algas asociadas, por lo que son comunes en todo el mundo. El estudio se publicó este martes en la revista académica Frontiers in Microbiology.
Para entender cómo pueden adaptarse los líquenes, los investigadores examinaron las relaciones genéticas de diferentes especies de algas para compararlas, así como sus variados entornos.
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Al crear árboles genealógicos de las algas, los investigadores pudieron seguir sus cambios evolutivos. Los científicos se dieron cuenta del tiempo que tardan las algas en acostumbrarse a un entorno y a sus temperaturas, cantidad de precipitaciones y cambios estacionales. Según el nuevo estudio, las algas de los líquenes pueden tardar cientos de miles, si no millones, de años en adaptarse a sus climas preferidos.
“Me sorprendió”, dijo el autor principal del estudio, Matthew Nelsen, científico investigador del Museo Field de Chicago. “Debería haberlo sabido por los otros trabajos que he leído, pero me afectó verlo. Es tan familiar, en un grupo de organismos cercanos y queridos por mí”.
Una relación simbiótica
En el caso de los líquenes, las algas les proporcionan alimento en forma de azúcares y los hongos les sirven de hábitat, creando una relación simbiótica. Con el tiempo, los líquenes han evolucionado hasta aparecer en los entornos más extremos, incluso alrededor de los volcanes.
Su función varía según el lugar en el que vivan, pero los líquenes crean oxígeno, evitan la erosión, proporcionan material para anidar, retienen la humedad y contribuyen al ciclo del agua en los ecosistemas. También sirven como fuente de alimento para muchas especies, incluidos algunos mamíferos, como los renos.
“Cuando uno ve un liquen, básicamente está viendo todo el tejido fúngico, con algunas células de algas escondidas y protegidas en su interior”, explica Nelsen. “En términos generales, es como un invernadero: el hongo crea un entorno más acogedor para las algas”.
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El nivel de diversidad es solo una parte de lo que hace que los líquenes sean tan atractivos para Nelsen. Hay unas 20.000 especies de hongos que ayudan a formar líquenes, más que todas las especies de mamíferos y aves juntas.
“Puede que sean un poco más sutiles y no tan bonitos, pero sigue habiendo una gran diversidad”, afirma Nelsen. Sin embargo, señaló que los líquenes pueden tener un aspecto impresionante y casi de otro mundo en la naturaleza.
Un mundo cambiante
Si el planeta sigue calentándose al ritmo actual, esto superará la capacidad de adaptación de muchas Trebouxia, lo que podría provocar un efecto dominó.
“En este estudio, nos propusimos conocer la rapidez con la que han evolucionado las preferencias climáticas de estas algas a lo largo del tiempo y relacionarlas con las predicciones sobre las tasas futuras de cambio climático”, explica Nelsen.
“Descubrimos que el ritmo previsto del cambio climático moderno supera ampliamente el ritmo al que estas algas han evolucionado en el pasado. Esto significa que es probable que ciertas partes de su área de distribución se vuelvan inhóspitas para ellas”.
Las algas y los líquenes han sido capaces de sobrevivir a anteriores cambios en las temperaturas globales de la Tierra, pero el cambio climático está provocando que éstos se produzcan mucha mayor rapidez.
“Las especies de algas estrechamente emparentadas tienden a tener preferencias climáticas similares, como se predice por sus relaciones evolutivas”, dijo Nelsen. “Las más estrechamente emparentadas podrían vivir en climas realmente similares, mientras que las especies lejanamente emparentadas podrían diferir más en su tolerancia climática”.
Los líquenes adoptan muchas formas en todo el mundo, como este liquen espagueti que crece en la tundra de Alaska.
Impactos futuros del calentamiento
Cuando un clima cambia, no es raro que aparezcan plantas o animales en nuevos entornos, donde compiten con las especies existentes.
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Aunque esto no significa que las 7.000 algas Trebouxia vayan a desaparecer sin más, indica que hay cambios en el horizonte. Si el alga comienza a extinguirse, el hongo podría desaparecer también, o las algas podrían tener que trasladarse lentamente a otra zona.
“Creo que veremos cómo cambian los rangos de estas cosas, y eso podría llevar a un cambio en las relaciones con los hongos; podríamos obtener asociaciones que no existían anteriormente”, dijo Nelsen.
“Como las algas son la fuente de alimento de los hongos, son ellas las que hacen la fotosíntesis y producen azúcares para dárselos a los hongos. Si se ven obligadas a desplazarse, entonces el hongo tendría que desplazarse también o desarrollar una nueva asociación”.
De cara al futuro, Nelsen quiere determinar cómo estos líquenes sobreviven e incluso prosperan en entornos extremos y diversos, probar los límites del rango de temperatura de las algas que pueden soportar y comprender mejor el componente fúngico de los líquenes y cómo reacciona al cambio.
A medida que cambie el clima, las algas tendrán que dispersarse a nuevos entornos y no podrán prosperar en hábitats extremos, como la tundra de Alaska.
Nelsen cree que la investigación de los líquenes podría aplicarse a otros aspectos de la comprensión de cómo se desarrollará el cambio climático.
“Tienen historias interesantes detrás, y nos corresponde intentar averiguar cuál es exactamente su papel en la naturaleza”, dijo Nelsen.
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