¿Llegó el momento de revolucionar el inodoro? Por estas razones podría ser necesario
Paulina Nares
Nota del editor: Design for Impact es una serie que destaca soluciones arquitectónicas para comunidades desplazadas por la crisis climática, desastres naturales y otras emergencias humanitarias.
(CNN) — Pensemos en el inodoro: esa humilde taza de porcelana que elimina nuestros desechos varias veces al día. No es un elemento tecnológico que se actualice con frecuencia (aunque la doble descarga, el calentamiento del asiento y el sistema electrónico pueden hacerlo más cómodo), ni tampoco es el favorito del mundo del diseño.
Sin embargo, los inodoros necesitan urgentemente una actualización, al igual que todo nuestro sistema de alcantarillado, según afirman varios diseñadores, ingenieros medioambientales y expertos en saneamiento que esperan ese cambio de paradigma.
Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés), el uso de la descarga supone casi un tercio del consumo de agua en los hogares estadounidenses. En muchas partes del mundo, el uso de inodoros de agua se ha vuelto cada vez más preocupante a medida que el cambio climático trae consigo sequías extremas e inundaciones que atascan las alcantarillas y desbordan las fosas sépticas. En zonas catastróficas o lugares sin acceso a agua corriente, la necesidad de innovación es aún más urgente.
Repensar cómo manejamos los residuos también puede ser una oportunidad: nuestros excrementos pueden convertirse en calor, electricidad y fertilizantes renovables. “Los residuos no son residuos, son un recurso”, dijo Arja Renell, una artista y arquitecta finlandesa que llevó el tema a la Bienal de Arquitectura de Venecia del año pasado como curadora del pabellón de su país. No era una experta en el campo, pero se alarmó al saber que algunas de las aguas residuales de Venecia se vierten directamente a sus canales y quería demostrar un enfoque circular del saneamiento: el inodoro “seco”.
El pabellón finlandés en la Bienal de Venecia presentó un modesto inodoro de abono seco en la exposición de arquitectura internacional más importante del mundo, destacando la necesidad urgente de una nueva forma de pensar en torno a los desechos y las aguas residuales. (Foto: Ugo Carmeni).
Conocido como “Huussi” en finlandés, el retrete seco separa la orina de las heces y está ventilado para mantener alejados los olores. En Finlandia, los retretes secos son especialmente frecuentes en las casas rurales de verano, explicó Renell a CNN en una videollamada. Los usuarios cubren el contenido del retrete con turba (carbón fósil formado de residuos vegetales) o aserrín, luego de hacer sus necesidades; una vez lleno, trasladan los excrementos a un recipiente hermético más grande durante varios meses para que los microorganismos mueran.
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El material restante, rico en nitrógeno y fósforo, puede utilizarse como abono natural en lugar del sintético habitual, que emite gases de efecto invernadero.
El método de compostaje en seco resultará familiar a quienes viven fuera de la red hídrica. En Estados Unidos, los inodoros de compostaje seco se construyen desde hace tiempo como alternativa a los inodoros de cisterna en casas rurales que no están conectadas a un sistema de alcantarillado, o por personas que no pueden permitirse instalar una fosa séptica neutralizadora, que puede costar miles de dólares. Kelsey McWilliams, ingeniera medioambiental que construye sistemas de saneamiento circulares por todo el país con su empresa Point of Shift, afirma que la necesidad de soluciones sostenibles no hará sino crecer en zonas afectadas por la sequía o las inundaciones.
La ingeniera ambiental Kelsey McWilliams se “enganchó” a las soluciones de saneamiento después de participar en el “Reinvent the Toilet Challenge”, de la Fundación Bill y Melinda Gates, mientras estaba en la Universidad de Delaware. (Foto: Kelsey McWilliams/Point of Shift).
“Hay muchos estados en los que se está trabajando para cambiar los estándares de construcción actuales y permitir no solo los inodoros de compostaje, sino también soluciones más innovadoras para quienes las deseen”, declaró a CNN. “Las fosas sépticas están muy bien, han servido para algo. Son un tipo de tecnología muy antigua, y en general siguen protegiendo nuestros pozos de los desechos humanos y las bacterias. Pero hay soluciones mejores”.
Sin embargo, ampliar el uso de los inodoros secos de composta plantea retos formidables, desde las normativas estatales o de los condados hasta las preferencias personales. Pueden ser difíciles de instalar en entornos urbanos y de mantener en viviendas que no sean unifamiliares. También está la cuestión del tiempo: esperar hasta un año para que los residuos se reciclen de forma segura desanimará a mucha gente, y el factor asco puede ser difícil de superar.
“Es pedir a la gente que se preocupe por algo que biológicamente está predispuesta a rechazar”, afirma McWilliams.
Acto de desaparición
Pero, ¿y si las cacas pudieran, en su mayor parte, desaparecer del inodoro? Esa es la pregunta que se hace Change:WATER Labs, una startup dirigida por la científica y empresaria Diana Yousef que está patentando un material evaporativo que pretende reducir el volumen de residuos acumulados hasta en un 97% en un solo día.
“Hemos desarrollado una tecnología que llamamos cariñosamente ‘envoltorio retráctil para la basura'”, explicó Yousef en una llamada telefónica.
El inodoro portátil de bajo costo y totalmente exento de agua de Change:WATER Labs, bautizado como “iThrone”, almacena los residuos humanos en una bolsa forrada con el material patentado. Lo que queda hay que recogerlo y tratarlo (se puede reciclar, pero no neutralizar), pero solo hay que recogerlo una vez cada uno o dos meses, explica Yousef (hay que imaginar un retrete portátil después de tanto tiempo, para contextualizar).
Desde que recibió financiación en 2018 del Humanitarian Grand Challenge, un premio de aceleración internacional, el iThrone se ha puesto a prueba en comunidades vulnerables sin acceso a servicios sanitarios seguros en Uganda y Panamá. Change:WATER Labs espera ampliar el proyecto. El año pasado, el Programa Conjunto de Monitoreo de la OMS y UNICEF estimó que alrededor de 3.500 millones de personas (el 43% de la población mundial) no tienen acceso a un retrete o letrina conectado al tratamiento o eliminación segura de aguas residuales. Casi mil millones de esas personas utilizan letrinas de pozo, baldes inseguros o defecan al aire libre.
El iThrone es una “envoltura retráctil para basura”, que reduce rápidamente el volumen de desechos humanos para su uso en comunidades que no tienen acceso a servicios sanitarios seguros. (Foto: Change:WATER Labs).
“Cuando se reducen los desechos en el punto de producción, esencialmente se hace un mejor trabajo al contenerlos higiénicamente, de modo que se limpian las comunidades”, dijo Yousef. “Pero además de eso, no estás usando ni contaminando el agua”.
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Aunque la versión actual del iThrone aún no hace un buen uso de los excrementos, las versiones futuras podrían convertir la humedad evaporada de la orina o las heces en agua potable, o convertir los residuos almacenados restantes en energía renovable, según Yousef, quien dijo que este producto “se volverá más sofisticado” con el tiempo.
“No creo que nadie que viva en una casa con un inodoro con cisterna esté dentro de cinco o diez años diciendo: ‘Sí, quiero dejar eso'”, añadió. “Pero hay muchas otras aplicaciones. Y no todos son solo para poblaciones vulnerables o de bajos ingresos. Hay saneamiento público, construcción sustentable, transporte. Y hay muchísimos lugares donde la gente está atada a fosas sépticas”.
Reciclaje de residuos
En ciudades con sistemas de alcantarillado desarrollados, es posible que ocurrran cambios radicales sin que estén a la vista. Mientras California se enfrenta a una sequía que empeora, San Francisco ahora exige que los nuevos edificios de más de 10.000 metros cuadrados tengan sistemas de aguas residuales recicladas. La startup local Epic Cleantec, que construyó el primer sistema de reutilización de aguas grises de la ciudad en el lujoso rascacielos Fifteen Fifty, está llevando su sistema a desarrollos residenciales, campus corporativos, fábricas y hoteles a todo el estado.
Mientras tanto, en un nuevo desarrollo costero en la ciudad sueca de Helsingborg, una planta de tratamiento de aguas residuales tradicional se ha renovado por completo para convertirla en una nueva e innovadora instalación de tratamiento llamada RecoLab (que es la abreviatura de “Recovery Lab”). RecoLab, un edificio sorprendente que ventila a gran altura para mantener a raya los olores, se conecta a todos los edificios del nuevo distrito a través de un sistema de tres tuberías que separa y recicla el agua que contiene desechos humanos (o aguas negras) procedentes de los inodoros de bajo consumo, las aguas negras de bañeras y lavadoras, y la materia orgánica de los sistemas de eliminación de alimentos. En 2030, cuando la urbanización esté terminada, RecoLab dará servicio a 2.500 residentes.
RecoLab, en Helsingborg, está reimaginando cómo puede verse (y oler) una planta de aguas residuales, ubicada en el centro del puerto de una nueva comunidad costera en lugar de escondida. (Foto: Sara Perfekt).
“Al separar en origen las aguas residuales, se aplica el mismo principio que al separar el plástico del metal: es más fácil de reciclar”, explica Amanda Haux, desarrolladora de negocio de RecoLab.
“El 94% de las aguas residuales de nuestras ciudades son muy fáciles de limpiar”, explica, pero mezclarlas con aguas negras contamina lo que podría ser un recurso reutilizable.
Al igual que en los inodoros secos de compostaje. RecoLab extrae nitrógeno y fósforo de los desechos humanos (así como del abono alimentario) y los convierte en gránulos de fertilizante en una fábrica cercana. El biogás de los residuos reciclados se convierte en calefacción, mientras que el agua reciclada se utiliza en la piscina comunitaria. Por ahora, la planta no recicla las aguas negras, debido a la estricta normativa del Gobierno sueco sobre la reutilización de aguas residuales para beber. Pero Haux confía en que eso cambie, sobre todo en municipios donde la escasez de agua puede ser cada vez más frecuente debido al cambio climático.
RecoLab prestará servicios a 2.500 residentes cuando se complete el desarrollo del distrito. Sus líderes esperan que pueda servir como modelo para futuros desarrollos en Suecia. (Foto: Sara Perfekt).
Para demostrar la circularidad del proyecto, Haux espera eventualmente abrir un jardín y un restaurante en la azotea en las instalaciones de RecoLab, utilizando su fertilizante y agua reciclados para cultivar ingredientes. “El propósito es generar conciencia sobre las aguas residuales como recurso. No deberíamos esconderlo en nuestras ciudades”, dijo. “En realidad, es una fruta al alcance de nuestras manos cuando hablamos de circulación”.
En la Bienal de Venecia, Renell invitó a Haux a hablar sobre RecoLab en un seminario de otoño sobre nuevos enfoques para los residuos. El minimalista retrete seco y un sistema de alcantarillado urbano a gran escala pueden estar en extremos opuestos del espectro, pero ambos son soluciones al mismo problema.
“Muchas personas se entusiasman mucho con este tema”, dijo Renell. “Por supuesto, la escala urbana parece un poco más desalentadora, pero incluso dentro de ella, aparecen estos ejemplos sorprendentes”. “Ir al baño tiene que ser bastante sencillo”, afirmó Renell. “Si queremos competir con el sistema actual, debemos ofrecer algo igualmente sencillo”.
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