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Trump está decidido a avanzar en el acuerdo de alto el fuego en Gaza mientras las fuerzas israelíes se atrincheran

Por Tal Shalev, Jeremy Diamond y Oren Liebermann, CNN

El plan de alto el fuego en Gaza del presidente Donald Trump entrará en una nueva fase en unas semanas, pero partes cruciales del acuerdo siguen sin definirse mientras Israel refuerza su control militar sobre el golpeado enclave.

Con el regreso de todos los rehenes fallecidos, menos uno, que estaban en poder de los militantes –y con dudas sobre si Hamas podrá siquiera localizar el último conjunto de restos– la primera fase del plan de 20 puntos está a punto de completarse.

Ahora, ante la preocupación internacional de que el alto el fuego de dos meses esté en peligro de colapso, Trump está decidido a avanzar hacia la segunda fase del acuerdo, mucho más compleja, que incluye el desarme de Hamas, el inicio de la reconstrucción y el establecimiento de una gobernanza posbélica.

En el centro del nuevo plan para administrar Gaza se encuentra la creación de una “Junta de Paz” dirigida por Trump y otros líderes mundiales.

“Será uno de los consejos más legendarios de todos los tiempos. Todos quieren estar en él”, manifestó Trump en la Casa Blanca este miércoles.

A pesar de que el primer ministro Benjamin Netanyahu aceptó públicamente el acuerdo en septiembre, persisten importantes diferencias entre Estados Unidos e Israel.

Washington presiona para avanzar rápidamente a la siguiente fase, pero Israel condiciona los pasos importantes al regreso del último rehén fallecido y se ha resistido a los esfuerzos estadounidenses por resolver el impasse con un grupo aislado de militantes de Hamas en las zonas ocupadas por Israel del sur de Gaza.

“Gran parte (de la segunda fase) queda abierta a la interpretación, lo que en Medio Oriente es al mismo tiempo lo mejor y lo peor”, comentó un funcionario israelí a CNN.

El primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, junto con Egipto y Noruega, advirtió durante el fin de semana que el alto el fuego se encuentra en un “momento crítico”, con riesgo de colapso mientras los mediadores intentan avanzar.

“Aún no se ha alcanzado, así que lo que acabamos de hacer es una pausa”, declaró al-Thani en el Foro de Doha el sábado.

Si bien la administración Trump está lista para comenzar la rehabilitación y reconstrucción del enclave, Israel sigue centrado en el desarme de Hamas y la desmilitarización de Gaza, un componente clave del acuerdo, pero que no tiene un camino claro hacia adelante.

“La pregunta es si, mientras tanto, Hamas permanece allí, y punto. Simplemente nos acostumbramos y lo aceptamos”, declaró a CNN un segundo funcionario israelí.

Trump, añadió, quiere ver avances antes de que Netanyahu visite Mar-a-Lago, la residencia privada del presidente en Florida, a finales de mes.

Estados Unidos también sigue trabajando para ultimar detalles clave antes de un posible anuncio de la segunda fase, incluida la composición de la fuerza de seguridad internacional prevista en el plan y la Junta de Paz que supervisaría el Gobierno de Gaza, manifestó un funcionario estadounidense.

Tras dos meses, el alto el fuego se ha puesto a prueba repetidamente, con Hamas e Israel acusándose mutuamente de violar el acuerdo.

Casi 400 palestinos han muerto a manos de las fuerzas israelíes desde su entrada en vigor en octubre, según el Ministerio de Salud palestino.

Los militares israelíes afirman que tres de sus soldados murieron a manos de militantes de Hamas en ese mismo período.

Además, grupos de derechos humanos han acusado a Israel de incumplir sus compromisos con el flujo de ayuda humanitaria y de bloquear la entrada a la Franja de suministros esenciales, como tiendas de campaña.

El domingo, el jefe militar israelí, teniente general Eyal Zamir, anunció que las fuerzas israelíes permanecerán en la llamada línea amarilla dentro de Gaza, a la que se retiraron como parte de la tregua, refiriéndose a la frontera como una “nueva línea fronteriza, que sirve como una línea defensiva avanzada para nuestras comunidades y una línea de actividad operativa”.

Las fuerzas israelíes ocupan más de la mitad de Gaza, pero deben retirarse por completo en las fases posteriores del acuerdo. Según el pacto, Israel tiene prohibido ocupar o anexar permanentemente el enclave.

Mientras tanto, Estados Unidos ha presionado a Israel para que abra el cruce de Rafah entre Gaza y Egipto, que debía reanudar sus operaciones como parte del acuerdo de alto el fuego.

Sin embargo, Israel declaró en octubre que permanecería cerrado “hasta nuevo aviso”.

A principios de este mes, Israel anunció que abriría el cruce solo en una dirección, para que los palestinos pudieran salir de Gaza, pero que no se permitiría la entrada, lo que provocó la indignación de las naciones árabes y musulmanas, que calificaron la medida de intento de “desplazar al pueblo palestino de su tierra”.

Los ministros del Gobierno derechista de Netanyahu han abogado repetidamente por la emigración “voluntaria” de los residentes de Gaza y el asentamiento de judíos en su lugar.

Estados Unidos ha estado trabajando para resolver la disputa y se esperaba que el Secretario de Estado Marco Rubio planteara el tema con su homólogo israelí el miércoles, dijo un funcionario estadounidense antes de la reunión.

Un funcionario egipcio atribuyó la falta de progreso en la siguiente fase a la profunda desconfianza entre Israel y Hamas. “Cada punto está ligado a cálculos internos de ambas partes”, declaró el funcionario a CNN.

Las divisiones políticas, tanto dentro del Gobierno israelí como entre las facciones palestinas, limitan la capacidad de los mediadores para tomar medidas significativas en una serie de cuestiones, añadieron.

“La segunda fase no está congelada por un solo motivo”, comentó el funcionario. “Está congelada porque cada paso afecta el futuro de Gaza, y las partes aún no están dispuestas a asumir el coste político de tomar una decisión final”.

La principal exigencia de Israel es la desmilitarización de Gaza. El acuerdo exige el desmantelamiento de las armas de Hamas y la destrucción de la infraestructura militante.

El domingo, un alto funcionario de Hamas afirmó que el grupo militante tenía una “mente muy abierta” sobre qué hacer con sus armas.

“Podemos hablar de congelar, almacenar o dejar de lado (las armas), con las garantías palestinas, de no utilizarlo en absoluto durante este período de alto el fuego o tregua”, declaró Bassem Naim a Associated Press en una entrevista en Qatar.

La propuesta parece no cumplir con las cláusulas de desarme del acuerdo de alto el fuego, y no está claro si Israel aceptaría algo más.

Para gestionar el desarme, el acuerdo prevé una fuerza internacional que asegure partes de Gaza antes de la retirada de Israel. Sin embargo, esa fuerza solo existe en teoría.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó el mes pasado una resolución patrocinada por Estados Unidos que consagró el plan de 20 puntos de Trump, incluyendo el mandato necesario para crear una fuerza multinacional para Gaza, pero ningún país ha comprometido formalmente tropas para ello todavía.

El objetivo de la administración Trump es desplegar la fuerza en Gaza a principios del próximo año, según el funcionario estadounidense. Sin embargo, no está claro qué países participarían.

Incluso naciones como Indonesia y Azerbaiyán, que ya habían expresado su disposición a enviar tropas, parecen mucho menos comprometidas ahora.

Funcionarios estadounidenses e israelíes declararon a CNN que la fuerza internacional se desplegaría inicialmente junto con las fuerzas israelíes en las zonas de Gaza ocupadas por Israel, aunque es incierto si las naciones musulmanas querrían cooperar con los militares israelíes.

Mientras tanto, Israel seguirá apoyando a las milicias locales anti-Hamas en Gaza, según funcionarios israelíes, incluso tras la muerte del líder de la banda más prominente la semana pasada.

En un posible revés para los planes de posguerra de Israel en Gaza, Yasser Abu Shabab murió en lo que una de las fuentes describió como “enfrentamientos internos”, lo que pone de relieve la inestabilidad del territorio tras dos años de guerra.

Sin una perspectiva clara de desarme de Hamas ni del mecanismo de supervisión internacional, la segunda fase se centrará en los esfuerzos de reconstrucción dentro de la Gaza ocupada por Israel.

Israel ha comenzado a despejar zonas en Rafah, al sur de Gaza, para permitir la reconstrucción del territorio destrozado, como parte de una estrategia más amplia para convencer a los palestinos de que se trasladen a lo que Estados Unidos ha denominado “zonas seguras alternativas” y aíslen a Hamas.

A corto plazo, la administración Trump se centra en ultimar algunos aspectos de la gobernanza posbélica de Gaza.

Según funcionarios estadounidenses e israelíes, Estados Unidos está trabajando para finalizar la Junta de Paz que supervisará la reurbanización de Gaza y el comité tecnocrático palestino que gestionará el territorio.

En una fecha posterior no especificada, se espera que una Autoridad Palestina reformada, que actualmente gobierna partes de la Ribera Occidental ocupada, asuma la administración de Gaza, abriendo así la puerta a lo que la resolución de la ONU denominó una “vía creíble hacia la autodeterminación palestina”.

Poniendo de relieve las dificultades a largo plazo del acuerdo de alto el fuego, Israel ya ha rechazado tanto la responsabilidad de la Autoridad Palestina sobre Gaza como cualquier noción de un Estado palestino.

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