ANÁLISIS | Los mandatos de vacunación son políticamente riesgosos, pero pueden funcionar
Mariana Toro
(CNN) — La división partidista en la campaña de vacunación de los estadounidenses contra el covid-19 puede estar a punto de entrar en hipervelocidad el jueves. Es entonces cuando se espera que el presidente Joe Biden anuncie que todos los empleados y contratistas federales deben vacunarse o someterse a pruebas periódicas.
Es probable que los mandatos de vacunación sean una posición políticamente divisiva y partan al país en términos políticos de una manera que no ocurre con las vacunas en general. Sin embargo, podrían hacer que más personas se vacunen.
Basta con echar un vistazo a una encuesta de la Kaiser Family Foundation de junio sobre el tema. La encuestadora preguntó específicamente si los empleadores deberían exigir la vacunación a menos que tengan una exención médica. Esta pregunta es un poco más estricta que la que está aplicando Biden, aunque está en el mismo ámbito general.
Solo el 51% de los estadounidenses apoyó tal medida. Se opuso un 46%.
En comparación, en ese momento, el 65% de los adultos estadounidenses encuestados dijeron que habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19. En total, el 68% había recibido una dosis o iba a recibir una lo antes posible. Esto coincide con el 69% de los que se han vacunado hasta ahora.
La misma encuesta indicó que una mayoría de republicanos e independientes de tendencia republicana (69%) estaban en contra de tal medida, mientras que una mayoría de demócratas e independientes de tendencia demócrata (69%) estaban a favor.
La misma encuesta tuvo una ligera mayoría de republicanos (51%) que dijeron que habían sido vacunados con al menos una dosis. Otras encuestas sitúan esa cifra en un punto más alto.
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La encuesta de Kaiser no es la única que muestra que es probable que proporcionar una prueba de vacunación puede generar divisiones políticas. Una encuesta de abril de la Universidad de Quinnipiac mostró que solo el 49% de los estadounidenses dijeron que una credencial o pasaporte de vacuna para demostrar el estado de vacunación era una buena idea. Eso estuvo dentro del margen de error del 45% que indicó que era una mala idea.
Estos números en realidad pueden subestimar la oposición a los mandatos de vacunación. Una clara mayoría, el 61%, de los empleados actualmente, dijo que no quiere que sus empleadores establezcan un requisito de vacunarción para poder ir a trabajar.
No es difícil ver cómo se produciría un verdadero rechazo a los mandatos de vacunación si se empiezan a implementar en todo el país.
Pero aquí está la cuestión: presionar para que se impongan sanciones reales a quienes no se vacunen podría hacer que las personas se vacunen de una manera que hasta ahora nada ha logrado.
Solo el 14% de la población adulta dijo que nunca recibirá una vacuna en la encuesta de Kaiser.
Una clara mayoría de adultos no vacunados en este momento afirma que recibirá una dosis de la vacuna lo antes posible, que están esperando y considerando antes de recibir una o que no lo harán a menos que sean forzados.
Además, entre los empleados no vacunados, solo el 50% dijo que dejaría su trabajo si su empleador los obligara a vacunarse. Otro 42% dijo que se vacunaría. Esto es así incluso a pesar de que muchos de estos empleados no quieren que se establezca un mandato por parte del empleador.
Los requisitos de los empleadores para las vacunas podrían tener un doble impacto. Conseguirían que se aplique una vacuna a personas que estaban pensando en vacunarse y aún no lo habían hecho. También conseguirían que algunas personas que no estaban pensando en recibir una vacuna también la reciban.
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De hecho, sabemos por experiencias pasadas que hacer que sea más difícil para las personas librarse de la vacunación hace que más personas se vacunen. En California, por ejemplo, el porcentaje de estudiantes que recibieron las vacunas infantiles necesarias para ingresar a la escuela aumentó cuando el estado endureció su política de exenciones.
La pregunta, por supuesto, es si los empleadores y los políticos sienten la necesidad de tomar una posición políticamente arriesgada cuando se trata de las vacunas contra el covid-19. Si los casos continúan aumentando en Estados Unidos, es posible que sí.
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