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Los mayores retos del Mundial 2026: del calor y la situación migratoria al campo de juego de los estadios

Por Elizabeth Pérez, CNN en Español

La Copa Mundial de la FIFA 2026, que se disputará por primera vez en sus casi 100 años de existencia en tres países (Estados Unidos, México y Canadá) representa un reto logístico, organizativo y social sin precedentes, en lo que será su primera edición con 48 selecciones, 104 partidos y 16 sedes distribuidas a lo largo del continente norteamericano.

La expansión del torneo, desde 32 selecciones y una anfitriona a 48 participantes y tres locales, trae consigo muchas oportunidades, pero también desafíos. Ciertamente, tener más participantes permite un mayor alcance global, pero también una serie de factores a considerar que podrían afectar tanto el torneo como la experiencia de jugadores y aficionados.

A mediados de 2025, Estados Unidos fue sede del Mundial de Clubes de la FIFA, siendo la primera vez que el torneo se jugó en Norteamérica, bajo un nuevo formato que permitió a 32 clubes de las seis confederaciones competir por el preciado trofeo. La competición llevó a ese lado del Atlántico a muchos de los clubes de fútbol más importantes del mundo y a sus respectivas estrellas.

Vimos en acción al argentino Lionel Messi, al francés Kylian Mbappé, al noruego Erling Haaland y al inglés Harry Kane. También a otros jugadores menos conocidos que brillaron y consiguieron fichajes importantes antes del cierre de la ventana de traspasos.

Hubo partidos a lo largo y ancho del país norteamericano, movilizando no solo a hinchas locales sino también a muchos otros de distintos rincones del planeta que llegaron para apoyar a su equipo.

Por todo eso, el Mundial de Clubes sirvió de ensayo para la justa máxima de 2026.

La primera edición de la competencia de clubes sacó a relucir uno de los retos más urgentes: el calor extremo. Muchos partidos se jugaron en ciudades que, durante los meses de junio y julio, presentan las más altas temperaturas de verano en esa parte del mundo. Según FIFPRO, una organización mundial formada por más de 70 sindicatos nacionales de jugadores, que representa a más de 70.000 futbolistas de todo el mundo, las altas temperaturas y el clima adverso “no solo afectaron la energía que los jugadores podían desplegar durante un partido, sino que también conllevaron riesgos para su salud”.

En su reporte anual, FIFPRO incluyó la opinión de Manal Azzi, especialista sénior en seguridad y salud en el trabajo, quien aseguró que “los futbolistas se enfrentaron a riesgos únicos porque generan calor metabólico al esforzarse. Cuanto más intenso y prolongado sea el juego, mayor será su exposición al calor, lo que aumenta el riesgo de fatiga, mareos, insolación y enfermedades a largo plazo como enfermedades cardiovasculares y cáncer”.

Muchas fueron las quejas durante el torneo. El centrocampista del Chelsea Enzo Fernández dijo que tuvo que tirarse al suelo por haberse mareado. El español Marcos Llorente, del Atlético de Madrid, reveló que por el calor le dolían los dedos de los pies y las uñas.

Sin embargo, uno de los críticos más enérgicos fue el inglés Reece James, compañero de Fernández y ganador del título con el Chelsea. El capitán del club británico dijo que fue “muy difícil” jugar con el calor y que nunca había experimentado nada parecido en Inglaterra. Por tal motivo, urgió a la selección inglesa a hacer ajustes de acondicionamiento de cara al próximo Mundial.

Razones no le faltaron. El Chelsea jugó tres de sus siete partidos con temperaturas descritas por las autoridades meteorológicas locales como “extremas”, lo que significa que se recomendó a los aficionados evitar la actividad física intensa y, en algunos casos, incluso salir al aire libre.

Sin duda, el calor es un asesino silencioso que amenaza a millones de personas que se exponen al sol durante largos períodos ininterrumpidos de tiempo. Pero James dice que, en su caso, “te adaptas cuanto más tiempo pasas allí”. Por eso el capitán del Chelsea reveló el plan de Inglaterra de llegar con tiempo a los partidos del Mundial 2026 para aclimatarse a las sedes donde les toque jugar.

Otra de las preocupaciones climáticas, además del calor, que afectó al Mundial de Clubes, fueron las tormentas eléctricas y las fuertes lluvias que ocasionaron retrasos de hasta dos horas en varios partidos. La FIFA ha dicho que para mitigar los desafíos de la naturaleza tomaron la decisión de que más partidos se realicen en estadios cubiertos y con aire acondicionado, como los ubicados en Atlanta, Dallas, Houston y Vancouver, para mitigar el calor diurno y las posibles tormentas eléctricas. El presidente del máximo organismo del fútbol, Gianni Infantino, también reconoció la importancia de las pausas de hidratación durante los partidos para que los jugadores se refresquen.

James también criticó las condiciones de los campos de fútbol donde le tocó jugar durante el Mundial de Clubes. Pese a no especificar cuáles no estaban, a su juicio, a la altura del compromiso, el Chelsea jugó en cuatro estadios diferentes durante esa justa, tres de los cuales repiten para la cita mundialista de 2026. Y es que otro punto sensible del Mundial de 2026 es la adaptación de los estadios, ya que muchos originalmente fueron diseñados para deportes muy distintos al fútbol. Por eso, la calidad del césped no es la mejor en muchos casos.

Otro que ya había criticado la grama de las sedes en Estados Unidos tras la Copa América en 2024 fue el portero argentino Emiliano Martínez, quien calificó el césped temporal del Estadio Mercedes-Benz de Atlanta como un “desastre”.

Eso ha hecho que la FIFA se tome muy en serio el asunto. De hecho, en 2022 le pidió a la Universidad de Tennessee en Knoxville, Estados Unidos, que creara un césped innovador para garantizar la calidad de los campos de fútbol del Mundial 2026.

“La calidad de la superficie, del césped, siempre ha sido fundamental para mí”, dijo Infantino a los medios en su visita al centro de investigación de Knoxville a principios de 2025. “Nuestro equipo investigó y encontró a los mejores profesionales del mundo para que nos ayudaran”, agregó. La idea, según ha dicho Alan Ferguson, director sénior de gestión de canchas de la FIFA, es que haya uniformidad en las distintas sedes, sin importar si es en México, Estados Unidos o Canadá.

A diferencia de ediciones anteriores, en las que el torneo estaba concentrado en un solo país o región relativamente compacta (como Qatar 2022), la edición de 2026 será continental. Eso significa que tanto jugadores como selecciones, equipo técnico y aficionados podrían tener que desplazarse cientos o miles de kilómetros entre partidos, atravesando fronteras entre tres países. Esa dispersión geográfica es un reto logístico considerable, además del desgaste físico y mental de los protagonistas.

Sin embargo, más allá de las distancias, uno de los aspectos más polémicos de este Mundial es la situación migratoria en Estados Unidos. Con nuevas políticas de visado, tarifas adicionales y un contexto político tenso, existe incertidumbre sobre quién podrá viajar con facilidad, lo que podría limitar la llegada de aficionados desde algunas partes del mundo.

En junio de 2025, el presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció restricciones de viaje a 19 países: Afganistán, Myanmar (también conocida como Birmania), Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Existen restricciones además para Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela. Cabe mencionar que estas restricciones no afectan a los atletas de las selecciones clasificadas, como es el caso de Haití e Irán, que podrán viajar junto a sus familiares inmediatos y personal del equipo nacional para la justa mundialista.

No obstante, Irán anunció su decisión de boicotear el sorteo del Mundial en Washington, debido a que Estados Unidos habría negado visas a miembros de su delegación, según la agencia estatal de noticias IRNA. La Casa Blanca no hizo comentarios de inmediato.

Se habla también de los costos monetarios que tendrá el Mundial para los aficionados que asistan. De hecho, la justa de 2026 se perfila como una de las más caras en la historia reciente. Los precios de las entradas en sedes de Estados Unidos han generado críticas: en algunas ciudades, los costos promedio para un partido de fase de grupos ya son notablemente altos.

Si bien la FIFA ha dicho que habrá boletos por entre US $60 y US$ 105, estos lógicamente no serían para los partidos más atractivos y no aparecen en el sitio web oficial a la hora de escribir este artículo. La mayoría de las entradas, según lo visto en el portal del organismo para el torneo, cuestan cientos, sino miles, de dólares.

Si bien el Mundial de 2026 promete ser una edición histórica por tener por primera vez 48 selecciones y tres países anfitriones, también es por lejos uno de los más desafiantes de organizar. Clima extremo, distancias continentales, costos elevados, barreras migratorias, infraestructura a adaptar: el reto es grande. Sin embargo, una vez ruede el balón, la emoción por la vigesimotercera edición de la Copa del Mundo seguramente hará que lo único que importe sea el fútbol y la fiesta que nos regalará.

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