Cómo América Latina (también) tiene la clave para combatir la crisis climática
Ángela Reyes
(CNN Español) — El llamado de la comunidad científica para hacer frente a la crisis climática no puede ser más claro: hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero no es la única clave para intentar evitar los peores efectos del cambio climático. Hay otra llave y la tiene América Latina.
La región “tiene una gran parte de la biodiversidad que es en este momento la solución más importante a la crisis climática”, dijo a CNN en Español Serena Heckler, asesora sobre Ciencias Ecológicas y de la Tierra de la Unesco. “La solución más importante que tenemos es la biodiversidad, porque es la biodiversidad la que va a absorber el dióxido de carbono que estamos generando”, explicó.
El ejemplo más conocido es el Amazonas. La mayor selva tropical del mundo absorbe miles de millones de toneladas de dióxido de carbono al año, lo que la convierte en una de nuestras grandes defensas naturales contra el cambio climático. (Sin embargo, cabe destacar, su rol como sumidero de carbono está bajo amenaza: un estudio publicado en la revista Nature afirma que algunas áreas ya emiten más CO2 del que almacenan).
No se trata solo del Amazonas. La riqueza de la región trasciende a esta selva tropical diezmada por los incendios y la deforestación, explica Heckler, y menciona otros ejemplos: los manglares, el corredor biológico mesoamericano, el pantanal, la mata atlántica. Los ecosistemas terrestres y los océanos son la “herramienta más poderosa” que tenemos como “motores para mitigar el cambio climático”, explica. Y asegura que, desde su trabajo en la Unesco, visualiza que los países de la región “son conscientes de la responsabilidad que tienen como guardianes de la biodiversidad del planeta”.
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Además recuerda que varios países latinoamericanos están considerados “megadiversos”, como se denomina al conjunto de países que posee el 70% de la diversidad de especies: México, Colombia, Perú, Ecuador y Brasil.
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¿Cómo se conectan la biodiversidad y el cambio climático?
Los científicos y los responsables políticos reconocen que la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son problemáticas interconectadas, pero en los hechos estos desafíos se han abordado por separado, explican en un informe de junio expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) y la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
“El cambio climático exacerba los riesgos para la biodiversidad (…), al mismo al mismo tiempo, los ecosistemas naturales y gestionados y su biodiversidad desempeñan un papel clave en los flujos de gases de efecto invernadero, así como en el apoyo a la adaptación al clima”.
Reducir significativamente la destrucción y degradación de bosques, humedales, manglares y otros ecosistemas “puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del cambio de uso de la tierra y del mar y mantener grandes sumideros de carbono si se gestionan adecuadamente”, dice el informe.
Para ponerlo en cifras: reducir la deforestación y degradación forestal puede contribuir a ahorrar entre 0,4 y 5,8 Gt de CO2 por año, según los expertos. 5,8 Gt es, por ejemplo, más de lo que emitieron Estados Unidos y la Unión Europea en 2019 para la generación de energía, según datos de la Agencia Internacional de Energía.
Y algunos ecosistemas son todavía más productivos en este sentido: los manglares, por ejemplo, “pueden secuestrar cuatro veces más carbono que los bosques tropicales por unidad de superficie”, dice el informe.
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La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza pone otro ejemplo claro de cómo beneficia la diversidad al combate de la crisis climática: la diversidad de los organismos que viven en el suelo afecta la cantidad de carbono que puede almacenar. “Mejorar la biodiversidad del suelo para almacenar sólo un 0,4% más de carbono orgánico en los suelos agrícolas anualmente compensaría el aumento previsto de las emisiones de la humanidad en todo el mundo, y aumentaría la producción mundial de maíz, trigo y arroz”, explican.
Según este organismo, hasta el 37% de las necesidad de mitigación frente al cambio climático pueden afrontarse mediante soluciones basadas en la naturaleza.
Los expertos del IPCC e IPBES, por su parte, remarcan que estas soluciones pueden jugar un rol importante pero “solo pueden ser efectivas con reducciones ambiciosas de todos los gases de efecto invernadero causados por el hombre”. Es decir, necesitan ir de la mano de un recorte de las emisiones causadas por las actividades humanas.
Los efectos del cambio climático en América Latina
América Latina es una de las regiones donde los impactos del cambio climático serán más fuertes, según un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Las principales amenazas dependen de la región, por lo que, según explica Heckler, es clave que en cada área se identifiquen los riesgos para trabajar de manera local en las estrategias para afrontarlos.
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Según el último informe del IPCC, estos son los desafíos que deberá enfrentar América Latina:
Temperatura: según la OMM, 2020 fue uno de los tres años más calurosos de América Central y el Caribe, y el segundo más caluroso al sur. En el futuro, dice el IPCC, en toda la región seguirán aumentando las temperaturas, y en América del Sur y Central es muy probable que este aumento sea superior al promedio mundial. Precipitaciones: en el 2020 el pantanal y el sur del Amazonas registraron una de las peores sequías en 50 años. En el futuro, se pronostica que la media de precipitaciones cambie en toda la región, aumentando o disminuyendo según el área. Nivel del mar: el aumento del nivel del mar probablemente continuará toda la región, donde más de un cuarto de la población vive en áreas costeras, contribuyendo a fenómenos como mayores inundaciones y erosión. Olas de calor marinas: se prevé que aumenten en toda la región. Eventos meteorológicos extremos: los huracanes Ida y Iota demostraron en 2020 la destrucción que pueden dejar a su paso los ciclones fortalecidos por el cambio climático. En el Caribe y en sur de América Central se pronostica que los ciclones tropicales, las tormentas fuertes y las tormentas de arena se vuelvan todavía más extremos. Glaciares: la OMM destaca el retroceso de los glaciares en los Andes chilenos y argentinos, que se aceleró desde 2010. Se trata de una amenaza que también señala Heckler.
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Un vistazo a México
En algunas partes de México —donde más de 20 millones de personas ya enfrentan escasez de agua permanente y una cifra todavía mayor escasez estacional— las precipitaciones anuales disminuirán y en otras aumentarán, dijo Heckler. El problema, explicó, es que “no siempre las partes de México que necesiten más precipitación son las que lo van a ver”.
Las sequías y las temporadas de incendios serán más largas. A su vez, los ciclones serán más fuertes en el área del Caribe, amenazada también especialmente por el aumento del nivel del mar.
¿Quiénes son más vulnerables?
Este año, los incendios, las inundaciones y las olas de calor mortales en el hemisferio norte pusieron de manifiesto que ningún rincón del planeta se escapa de los efectos del cambio climático. Sin embargo, esto no implica que no exista una discriminación. “El cambio climático afecta a toda la población, pero son las personas más pobres del mundo y las que se encuentran en situación vulnerable, especialmente las mujeres y las niñas, quienes soportan las peores consecuencias de las tensiones ambientales, económicas y sociales”, explica la ONU.
Al analizar la región, la experta de la Unesco suma a otros grupos como los pueblos indígenas, los migrantes, los desplazados, las personas discapacitadas. “Los pueblos indígenas son por lo general los que son más pobres, los que suelen ser menos atendidos por los servicios públicos o con menos seguridad económica”, explica, y por tanto tienen menos resiliencia frente a ciertas amenazas del cambio climático, por ejemplo los eventos extremos. Un ejemplo claro son los servicios públicos: si existe una interrupción, por ejemplo del servicio de agua, son en muchos casos quienes no tienen otras alternativas a las que acceder.
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La preparación de América Latina de cara a la COP26
La edición número 26 de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP26, tendrá lugar en noviembre en Glasgow. Todos los ojos están puestos en esta cumbre de líderes mundiales que discutirá los compromisos necesarios para evitar la “catástrofe” hacia la que se dirige el planeta.
Algunas COP han tenido éxito, como la de 2015, que dio lugar a que más de 190 países firmaran después el Acuerdo de París para limitar el aumento de las temperaturas a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, y en la medida de lo posible a 1,5 grados (aunque si las emisiones continúan en su trayectoria actual todo indica que esto no se lograría). Sin embargo, otras han sido “dolorosamente improductivas”, explica la periodista de CNN Ivana Kottasová.
En mayo, América Latina celebró su semana del clima de cara a la COP26 con más de 5.000 participantes, en la que se abordó los desafíos que plantea el cambio climático para la región y estrategias de desarrollo resiliente, entre otros temas. América Latina cuenta con una embajadora regional para la cumbre de Escocia, Fiona Clouder.
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Heckler, de la Unesco, destaca que América Latina es un bloque importante de cara a la COP y que además “cada país tiene una voz equivalente” en la cumbre. Y hace un llamado a pensar cómo están entrelazadas las distintas áreas de desarrollo. “Si no tenemos resiliencia ambiental, no tenemos resiliencia de salud, no tenemos resiliencia de la economía. Así que si no actuamos en un frente, no tendremos éxito en el otro”. Por ejemplo, “si no tenemos una Amazonía sana, no tendremos un clima sano ni una economía sana tampoco”.
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