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Texas necesita dinero para no quedarse sin luz en condiciones meteorológicas extremas. En cambio, financia más combustibles fósiles

Alexandra Ferguson

(CNN) — Mantener el suministro eléctrico puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, una situación que se está repitiendo esta semana en Houston, donde las temperaturas se disparan y cientos de miles de personas sufren un calor brutal sin aire acondicionado.

La ciudad se ha visto azotada por enormes tormentas consecutivas. En mayo, un potente derecho derribó las ventanas de los rascacielos y dejó el centro de Houston a oscuras. Después, Beryl, de categoría 1, arrasó la ciudad en un comienzo inusualmente temprano de la temporada de huracanes, dejando sin electricidad a más de dos millones de usuarios.

Aumenta la ira en el sureste de Texas mientras los cortes de electricidad y el calor se vuelven mortales

La infraestructura eléctrica de Texas no se da abasto. Los árboles caídos y los fuertes vientos derribaron las líneas eléctricas de las comunidades, y el derecho de mayo incluso derribó algunas enormes torres de transmisión, deformándolas hasta convertirlas en metal retorcido.

Pero en lugar de destinar dinero a reforzar su red para garantizar que las luces y el aire acondicionado permanezcan encendidos durante un clima cada vez más extremo, Texas está invirtiendo miles de millones de dólares de los contribuyentes en nuevas centrales eléctricas de gas natural.

Añadir más electricidad a la red no es necesariamente malo, porque el Estado se enfrenta a una mayor demanda, afirma Doug Lewin, experto en energía de Texas y fundador de la consultora Stoic Energy. Pero inundar la red con más combustibles fósiles que calientan el planeta no hará que las líneas eléctricas sean resilientes a tormentas más fuertes.

“La generación de gas a gran escala no sirve de nada en una situación como la de un huracán”, dijo Lewin a CNN. “El problema es que las líneas de transmisión no pueden transportar esa energía. Podrías tener toda la energía del mundo; si no puedes llevarla a donde se necesita, no va a servir de nada a nadie”.

La decisión de construir más centrales de gas natural se tomó después de otro apagón masivo: la mortal helada de febrero de 2021, que mató a más de 200 personas y dejó a millones de clientes sin electricidad ni calefacción durante días. A pesar de la retórica de los republicanos de Texas en contra de la energía eólica, la mayoría de los apagones se produjeron en centrales de gas natural.

El insoportable calor amenaza a millones de personas en Texas que siguen sin electricidad tras el paso de la tormenta Beryl

Más recientemente, los cortes masivos se han debido a la caída de líneas eléctricas.

“El punto débil son los cables y los postes, y básicamente siempre lo han sido”, dijo a CNN Michael Webber, experto en energía y profesor de la Universidad de Texas en Austin. “Pero no es una prioridad para el Estado. El Estado da prioridad a las centrales eléctricas de gas natural o a los sistemas generadores de gas natural de reserva. No se centra en reforzar la red”.

Tres meses antes de que Beryl azotara Texas, la compañía eléctrica Centerpoint Energy de Houston estimó en un informe de abril que necesitaría US$ 2.000 millones para reforzar su sistema contra el empeoramiento de las condiciones meteorológicas extremas.

Centerpoint y otros servicios públicos de Texas no son ajenos al clima extremo. Desde 2015, solo Houston ha soportado tres huracanes, dos tormentas tropicales, calor y frío extremos, inundaciones y el raro derecho de mayo con vientos similares a tornados. Centerpoint trabajó para restaurar la energía después de 15 eventos climáticos extremos entre 2019 y 2023.

“Además del clima extremo, el área de servicio de la compañía también experimenta fuertes precipitaciones y temperaturas extremas”, escribió la compañía en el informe. “Muchas de las medidas de resiliencia en el plan de resiliencia de la compañía abordarán y mitigarán los impactos de los eventos de resiliencia relacionados con el clima extremo”.

Las tormentas consecutivas han hecho mella en las infraestructuras eléctricas, sobre todo en los viejos postes de madera, según explicó a CNN Joshua Rhodes, investigador científico de la Universidad de Texas en Austin.

“Este es el tercer acontecimiento importante que azota la región; eso pasa factura a la infraestructura”, dijo Rhodes. “Si llega otra tormenta, eso puede llevarse por delante más infraestructura que no quedó totalmente reparada de la otra tormenta”.

Gran parte de la infraestructura eléctrica de Texas se construyó en las décadas de 1970 y 1980, cuando el clima era menos extremo, dijo Rhodes, y muchos de los postes eléctricos son de madera. Esa madera se vuelve más quebradiza con el calor extremo, seguido de las inundaciones. Y ahora que Texas se ve azotada por una tormenta tras otra, esto pasa factura.

“No es de extrañar que las infraestructuras construidas para un clima más suave fallen con más frecuencia”, afirma Rhodes. Algunas empresas de servicios públicos están empezando a sustituir los postes de madera por materiales más resistentes de fibra de vidrio; otras se están planteando enterrar las líneas eléctricas, lo cual es un proceso costoso.

Algunos expertos con los que habló CNN señalaron otro factor entre los funcionarios de Texas: la falta de voluntad para hablar de un clima que se calienta drásticamente y de cómo está provocando tormentas más fuertes.

Las autoridades estatales exigieron a las empresas de servicios públicos como Centerpoint que presentaran planes de resiliencia climática, pero no han repartido mucho dinero para ayudarles a hacer las correcciones.

“Dado que los dirigentes políticos de Texas no admiten el cambio climático, pueden hablar del tiempo extremo, pero no pueden decir que el tiempo extremo está siendo exacerbado por el cambio climático, que va a empeorar y que tenemos que planificar para adelantarnos a él”, dijo Alison Silverstein, consultora independiente de energía con sede en Texas. “Todo esto cuesta dinero, y los clientes son quienes lo pagan”.

Lewin destacó que una solución son las microrredes alimentadas tanto por energía solar como por gas natural: redes más pequeñas de infraestructura energética separadas de la red principal, que pueden utilizarse para suministrar energía a residencias de ancianos y hospitales durante un acontecimiento grave como un huracán.

Las microrredes recibieron más de US$ 1.000 millones de financiación estatal en el mismo proyecto de ley que las centrales de gas, un dinero que, según Lewin, ha estado inactivo en la Comisión de Servicios Públicos de Texas, sin que se haya podido solicitar todavía.

“Tenemos que asegurarnos de que las personas de 90 años tengan electricidad cuando haga 40 grados y punto”, dijo Lewin. “Es una misión crítica. Todo lo que no sea un éxito del 100% no está bien”.

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