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Elon Musk demuestra una vez más que las reglas no se aplican para él

Alexandra Ferguson

Nueva York (CNN Business) — ¿Cómo se regula a un hombre con una fortuna que supera los US$ 200.000 millones y que cree que sabe más que los demás? La respuesta sencilla es: no lo haces.

Elon Musk ha demostrado una vez más que hará las cosas a su manera, anunciando este viernes que su acuerdo de US$ 44.000 millones para comprar Twitter está en pausa. La noticia llegó en forma de tuit, en lugar de en una presentación formal ante la Comisión de Valores y Bolsa (SEC, por sus siglas en inglés). El drama sobre el acuerdo ha continuado en una serie de tuits entre Musk y la compañía.

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Dado que la SEC dictaminó en 2013 que el uso de Twitter y otras plataformas de sociales es una forma aceptable para que las empresas públicas divulguen información material, esta podría ser una de las formas legales en que ha logrado evadir las reglas.

Pero muchos otros movimientos de Musk a lo largo de los años han infringido leyes reales, no solo han eludido las normas, y sin embargo nada de esto lo ha frenado o cambiado su comportamiento.

Las sanciones económicas que los reguladores o los socios comerciales podrían establecer significan poco para alguien tan rico como Musk. Él es prueba clara de que las reglas normales no se aplican a los ultrarricos, si deciden ignorarlas.

Un ejemplo: Musk adquirió recientemente casi el 10% de las acciones de Twitter, sin hacer la divulgación legal oportuna.

Un inversor que compra el 5% o más de las acciones de una empresa tiene 10 días para revelar su adquisición, para que otros inversores puedan ser conscientes de lo que está afectando a los precios de las acciones.

Musk esperó 21 días para hacer la divulgación, momento en el que había completado la compra del 9,6% de las acciones de Twitter. La noticia de la adquisición hizo que las acciones de Twitter se dispararan incluso antes de que anunciara su oferta de compra de la plataforma y su privatización.

Si Musk hubiera hecho la declaración requerida a tiempo, probablemente le habría costado mucho más acumular los 15 millones de acciones que compró después de que el plazo de 10 días hubiera pasado.

El retraso en la declaración le ahorró a Musk US$ 143 millones al mantener el precio de las acciones más bajo de lo que podría haber sido mientras seguía comprando acciones, estima Daniel Taylor, profesor de contabilidad de la Universidad de Pennsylvania.

El diario The Wall Street Journal informó la semana pasada que la SEC está investigando la divulgación tardía de Musk sobre su participación en Twitter.

“Creo que podría ser pereza o la creencia de que las reglas no se aplican”, dijo Taylor. “Pero, si se analiza en qué ocasiones la SEC impone la presentación de divulgación tardía, es algo relativamente raro. Desde el punto de vista de la relación costo-beneficio, tiene sentido no presentarla. Incluso si el costo por informar tarde es una multa de US$ 100.000 o una multa multimillonaria, ¿por qué no iba a [retrasar la divulgación]?”

La anterior gran batalla de Musk con la SEC allá por 2018, cuando tuiteó que tenía “financiación asegurada” para llevar a Telsa a la bolsa, haciendo subir las acciones, no hizo más que darle valor al multimillonario.

Musk acabó pagando una multa de US$ 20 millones y renunció a su cargo de presidente de Tesla, aunque mantuvo el título de CEO, del que la SEC había amenazado con despojarle también. También tiene que hacer que los tuits con información material sobre Tesla sean aprobados por otras personas de la empresa, pero no está claro hasta qué punto ha cumplido ese requisito en los últimos cuatro años.

Musk sigue molesto por el acuerdo que firmó con la SEC, afirmando que solo lo hizo porque, de lo contrario, los bancos podrían haber cortado la financiación de Tesla y haber forzado la quiebra del fabricante de automóviles.

Pero Taylor dijo que la acción de la SEC equivalía a poco más que un jalón de orejas.

“Tuvieron la oportunidad de enviar una señal fuerte y eligieron no hacerlo”, dijo Taylor.

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Otras normas que Musk pasa por alto

La normativa sobre la divulgación de la propiedad de acciones es tan solo la última de una larga serie de normas que Musk ha incumplido, con pocas o ninguna consecuencia.

Los fabricantes de automóviles tradicionales realizan llamadas a revisión cuando descubren un fallo en el diseño o la construcción de un auto. Por eso, la Administración Nacional de Seguridad en las Carreteras, el regulador federal, nombró a la oficina que estudia las quejas de los consumidores y los datos de los accidentes como Oficina de Investigación de Defectos.

Pero a Tesla le han ordenado que emita llamadas a revisión por fabricar sus autos tal como habían previsto. Musk ha cumplido con las revisiones, pero también ha atacado a los reguladores de seguridad por exigir que sus vehículos sean “menos divertidos”. Y Tesla no ha tenido que pagar costos significativos por sus acciones.

Entre las características de Tesla que han provocado las llamadas a revisión se encuentra la posibilidad de que los pasajeros de los asientos delanteros, y posiblemente los conductores, jueguen videojuegos en la pantalla táctil situada en el centro del tablero mientras el auto está en movimiento y que los autos se pasen deliberadamente las señales de alto cuando están en modo de conducción autónoma.

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Musk también ha luchado con la Administración Federal de Aviación por las pruebas de los cohetes de SpaceX sin el permiso necesario. En 2020, por ejemplo, la empresa llevó a cabo un breve vuelo de prueba de su próximo cohete a Marte, llamado Starship, sin entregar a la FAA la documentación adecuada ni evaluar los riesgos para “la salud y la seguridad pública”, según la agencia.

Incluso antes de que el vuelo de prueba despegara, la FAA había denegado una exención de seguridad solicitada por SpaceX, pero la empresa siguió adelante.

Se abrió una investigación de la FAA, pero al final SpaceX se fue con poco más que órdenes de “acción correctiva”.

Durante los primeros días de la pandemia, Musk reabrió su fábrica de Tesla en California que había sido cerrada debido a las órdenes de permanecer en casa, que llamó “fascistas”.

El departamento de salud del condado, que había ordenado el cierre de las empresas para frenar la propagación del covid-19, acabó cediendo a sus planes de reapertura.

— Jackie Wattles de CNN Business contribuyó con este reportaje.

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