ANÁLISIS | “No puedo costearme la vida”: la generación Z sufre de angustia financiera a pesar de heredar un mercado laboral próspero
Alexandra Ferguson
Nueva York (CNN) — La generación Z está entrando en el mercado laboral y, en una de las grandes tradiciones de lo que los millennials llamaban con vergüenza “hacerse adulto”, se están quejando de lo mucho más fácil que era para las generaciones anteriores.
Antes de que todos los “boomers” y “slackers” lancen sus tabletas al otro lado de la habitación, permítanme señalar que la generación Z, personas nacidas entre finales de la década de 1990 y principios de la de 2010, está entrando en la edad adulta durante uno de los mercados laborales más fuertes de la historia de Estados Unidos.
En comparación con los millennials, especialmente, que entraron en el mercado laboral en plena época de la Gran Recesión, la experiencia de la generación Z es de ensueño.
“Esta es la mejor economía que hemos presenciado para los trabajadores más jóvenes que nadie recuerde”, me dice Brendan Duke, director sénior de política económica del Center for American Progress. Sus salarios han subido más rápido que la inflación en general, y más rápido que cualquier otra cohorte de edad, añadió.
El año pasado, la tasa de desempleo entre los jóvenes de 16 a 24 años fue del 7,9%, la más baja desde 1953, y mucho mejor que la tasa de desempleo del 18,4% para ese grupo de edad en 2010, al salir de la recesión.
Pero la generación Z tampoco lo tiene fácil.
Al igual que todos nosotros (hola, soy una millennial mayor), están luchando contra una avalancha de inflación que ha provocado un rápido aumento de los precios en los últimos tres años. Los productos básicos están especialmente caros. Los precios de los alimentos se dispararon durante la pandemia, y las empresas no han tenido reparos en mantenerlos elevados incluso a medida que se recuperaban las cadenas de suministro.
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Los costos de la vivienda se dispararon cuando la Reserva Federal subió las tasas de interés, lo que llevó a los “boomers” (o a cualquiera con una hipoteca de menos del 3%) a permanecer en las casas que de otro modo habrían abandonado. Parece que no podemos construir viviendas con la rapidez suficiente para satisfacer la demanda. Es un desastre.
“La vivienda es un gran reto para los trabajadores jóvenes”, afirma Duke. “Creo que es la parte de la economía en la que menos hemos avanzado en lo que se refiere a reducir la inflación, y es la parte de la economía en la que los trabajadores más jóvenes se llevan la peor parte”.
Sobrevivir a la inflación es mucho más fácil si se es propietario. Los propietarios de viviendas pueden pedir préstamos participativos o contar con recibir una cantidad de dinero cuando las vendan. La generación Z no ha tenido la oportunidad de poner un pie en la puerta.
Es importante recordar, me dice Duke, que los trabajadores más jóvenes siempre parten con desventaja cuando entran en el mercado laboral.
Empiezas con un salario de nivel inicial, adquieres experiencia y, por lo general, tu salario sube. Por supuesto, la perspectiva a largo plazo no sirve de consuelo cuando tienes 23 años y estás comiendo ramen barato con tus seis compañeros de piso.
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“No puedo pagarme la vida”
Hay una gran diferencia entre ahora y cualquier otro momento de la historia: la generación Z está entrando en la edad adulta armada con una colección de plataformas sociales donde pueden transmitir públicamente su angustia financiera o, por el contrario, mirar boquiabiertos a sus compañeros que lo están pasando mejor gracias a la riqueza generacional.
La semana pasada, un usuario de TikTok publicó un comentario airado sobre el costo de la vida que desde entonces ha sido visto 5 millones de veces en la plataforma, con decenas de miles de comentarios y compartidos.
“Gano más de tres veces el salario mínimo federal y no puedo pagarme la vida”, grita a la cámara. “Es vergonzoso salir y decir que es una lucha sobrevivir ahora mismo, pero sé que mucha gente lo está pasando mal”.
Más adelante, concluye: “El sueño americano ha muerto”.
Como muchos de los análisis financieros de TikTok, el video se desvía un poco del camino. Pero la ira y la desesperación apuntan a un hastío real y creciente que se ha arraigado entre los más jóvenes.
Según un estudio de McKinsey de 2022, la generación Z presenta mayores índices de ansiedad, depresión y angustia que cualquier otro grupo de edad. El mismo estudio encontró que Gen Z era la cohorte menos propensa a buscar atención médica para esas condiciones porque la atención de salud conductual es demasiado costosa. “Muchos Gen Zers también indicaron que su primer paso en el manejo de los desafíos de salud conductual fue acudir a TikTok o Reddit para obtener consejos”, dice el informe.
Es difícil culparles: muchos de los miembros de la generación Z vieron cómo una pandemia mundial trastocó sus años de formación escolar. Ahora, los más mayores se enfrentan a una edad adulta que quizá no les permita disfrutar de las ventajas de la propiedad de una vivienda, unos ingresos holgados o un clima estable.
Ese fatalismo es especialmente problemático cuando se trata de la inflación, que se hace más difícil de combatir cuando los consumidores esperan que los precios sigan subiendo. Un reciente análisis de Bloomberg basado en datos del Reino Unido descubrió que las expectativas de inflación entre las personas de 16 a 24 años han aumentado más que en cualquier otro grupo de edad desde la pandemia, un hecho que, según los investigadores, puede tener un efecto marcado.
Qué rompió el “sueño americano” de los millennials
Los millennials dan la vuelta a la situación
No todo es color de rosa en el barrio de los millennials. Estamos acumulando enormes deudas y muchos comparten la sensación de que el sueño americano está fuera de nuestro alcance.
Pero los angustiados “Gen Z” pueden consolarse un poco con la experiencia millennial.
Muchos de nosotros no teníamos perspectivas de trabajo nada más salir de la universidad, y sufrimos una década de salarios estancados (todo ello mientras los “boomers”, que hicieron estallar la economía, nos avergonzaban por vivir en casa y comer pan tostado con aguacate). Otros millennials sin trabajo acudieron en masa a la escuela de posgrado, asumiendo aún más deudas que se han convertido en un lastre masivo para la movilidad económica. (Esa es otra de las ventajas de un mercado laboral fuerte, señala Duke: al final, hay menos jóvenes desventurados que se endeudan para cursar estudios de posgrado, lo que acabará perjudicándoles).
Ha llevado mucho tiempo, pero los millennials, en cierto modo, se han puesto al día. Estamos superando a la generación X en ahorros para la jubilación a partir de 2022, según Charles Schwab. Y, desde 2019, los trabajadores menores de 40 años vieron subir sus salarios un 14% de media.
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