Estos son los agentes fronterizos a los que temen los migrantes y no son los estadounidenses
Alexandra Ferguson
Ejido Jacumé, Baja California, México (CNN) — La barrera de color óxido se eleva en el cielo azul sin nubes, un marcador sólido y casi infranqueable de la frontera entre México y Estados Unidos. Pero entonces se detiene, cuando el terreno accidentado se convierte en una montaña, o una gran roca bloquea el camino.
Estos son los puntos bien conocidos por los traficantes de personas, que traen a los migrantes en furgonetas, les muestran las brechas, les dicen que se dirijan al norte y que llamen al 911 si no encuentran agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense para entregarse.
Hace unos meses, a veces pasaban cientos de personas cada día, que acababan en los patios traseros de los estadounidenses que vivían cerca de San Diego, que poco podían hacer salvo indicarles el camino a seguir.
Donde el muro fronterizo se detiene, los contrabandistas ven una oportunidad. Crédito: Evelio Contreras/CNN
Pero ahora hay patrullas del Ejército y la Guardia Nacional mexicanos, junto con agentes de inmigración, que intentan impedir que los migrantes lleguen a Estados Unidos.
Está teniendo un impacto, según David Pérez Tejada, del Instituto Nacional de Migración de México, la unidad gubernamental que regula la entrada y salida del país. “Lo que hemos visto es una disminución de lo que registramos en diciembre o enero, donde teníamos cifras de 1.600 por día de cruces irregulares. En este momento, estamos probablemente a la mitad de esas cifras, como 800, 900”, dijo.
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Dado que tanto Estados Unidos como México celebran elecciones presidenciales este año, y que la inmigración y la seguridad ocupan un lugar destacado en la lista de preocupaciones de ambas poblaciones, este aparente cambio de tendencia podría ser considerado un avance por cualquiera de las dos administraciones. Y cualquier repunte podría ser aprovechado por los opositores.
Las tiendas de campaña en el muro fronterizo se convierten en hogares temporales para quienes son enviados a patrullar los alrededores de Ejido Jacumé. Crédito: Evelio Contreras/CNN
Diferencias notables
El aumento de las patrullas es visible en el lado mexicano del muro fronterizo, tanto en las zonas urbanas y congestionadas de Tijuana, como en el interior, entre los matorrales y los peñascos del Ejido Jacumé.
Cuando los agentes del lado de Baja California se topan con migrantes, los detienen, refiriéndose a las aprehensiones como “rescates”.
Pero mientras que en el lado estadounidense de California, los viajeros están dispuestos, incluso contentos, a correr hacia los agentes fronterizos, a menudo para poder iniciar los trámites de asilo, aquí es otra historia.
Estas personas fueron detenidas antes de llegar a la frontera entre México y EE.UU., dijeron las autoridades. Crédito: Evelio Contreras/CNN
Los migrantes no quieren encontrarse con las autoridades mexicanas, ya que si no tienen derecho a estar en el país, los llevarán a Tijuana y luego cientos de kilómetros más allá, a la frontera sur de México, para ser procesados para su deportación.
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CNN fue testigo de la detención de la mayoría de los hombres, con algunas mujeres y niños, de Brasil y Guatemala esta semana, cerca de una de las brechas del muro fronterizo cerca de Ejido Jacumé. Un migrante nos dijo que había tenido que entregarse a las autoridades mexicanas antes incluso de tener la oportunidad de intentar cruzar a Estados Unidos.
Los migrantes serán llevados primero a Tijuana y luego probablemente a la frontera sur de México para su procesamiento y deportación. Crédito: Evelio Contreras/CNN
Un funcionario asegura los teléfonos y pasaportes de los viajeros, mientras sus dueños suben a una camioneta para llevarlos a la ciudad.
En las inmediaciones se han instalado campamentos de grandes tiendas blancas, aseos portátiles y lavabos para que las patrullas puedan descansar en sus rotaciones de 72 horas por el desierto.
“Tenemos que bloquear donde tengan espacio libre para entrar en EE.UU.”, dijo Pérez Tejada.
Las ubicaciones se eligen teniendo en cuenta la constante comunicación transfronteriza. Funcionarios locales y federales del estado mexicano de Baja California y del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) se envían mensajes de texto sobre daños en el muro o avistamientos de migrantes.
Una muestra de ello es cómo los agujeros recién hechos en las vallas de Tijuana están ahora cubiertos por parches aún más frescos, y vigilados por un guardia.
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Picos y vigías
Las bandas que canalizan a los migrantes hacia los pasos fronterizos más fáciles también han cambiado sus tácticas. Han lanzado pinchos en los polvorientos caminos de tierra que son la única forma de acceder al territorio fronterizo aquí, amenazando con pinchar neumáticos y causar problemas a las autoridades.
Pérez Tejada dice que también hay vigías por todas partes, esperando para avisar cuando las patrullas se hayan retirado y no haya moros en la costa. Es una situación fluida en ambos lados, dice.
“Redefinimos la estrategia semana a semana a medida que vemos los números, las cifras, a medida que intercambiamos información con las autoridades estadounidenses. Y con eso determinamos cuál es la estrategia”, dijo. “Pero se convierte en un juego, como el gato y el ratón”.
México quiere asegurar sus fronteras, dijo. “También es una estrategia contra los grupos criminales porque queremos evitar que los migrantes entren en contacto con los grupos criminales… No queremos que crucen a estas zonas que son muy peligrosas, porque hay gente que muere en la intención de cruzar”.
Funcionarios de ambos lados de la frontera se informan mutuamente cuando se necesitan reparaciones o dónde podrían colocarse patrullas. Crédito: Evelio Contreras/CNN
Presión de Washington y Ciudad de México
Los campamentos en el desierto y las patrullas constantes se produjeron después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, instara al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a tomar medidas el pasado diciembre. Ambos acordaron que “se necesitan urgentemente acciones adicionales de aplicación de la ley”, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, al dar lectura a una llamada entre los dos líderes.
A continuación, el secretario de Estado, Antony Blinken, la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Majorkas, se reunieron con altos funcionarios en Ciudad de México para abordar el problema de los migrantes.
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Cualquier solución tendrá que involucrar a ambos gobiernos federales, dijo el funcionario mexicano de migración Pérez Tejada.
“Este es un tema que tiene que ser discutido entre EE.UU. y México, esa es la solución”, dijo. “Tiene que ser una solución profunda y seria entre ambos Congresos para determinar cuál va a ser la verdadera reforma que necesitamos”.
Por ahora, las autoridades mexicanas intentan animar a los solicitantes de asilo a utilizar la aplicación CBP One del gobierno estadounidense. Allí pueden obtener una cita para una entrevista de asilo que les permita entrar legalmente en EE.UU. para su tramitación.
Grupo Beta, una agencia gubernamental que ofrece ayuda a los migrantes, afirma que ahora preselecciona hasta 500 personas con solicitudes de asilo cada día, asegurándose de que tienen citas confirmadas y los documentos necesarios, lo que reduce la presión en el lado estadounidense.
Algunas familias no quieren o no pueden pagar a los traficantes y optan por esperar a una cita con la CBP. Otras quieren llegar a Estados Unidos lo antes posible.
Los expertos en inmigración han señalado el aumento de la violencia en algunas zonas de México, que empuja a la gente hacia el norte, y han criticado la aplicación de la CBP por obligar a los solicitantes de asilo a esperar en condiciones peligrosas y de hacinamiento.
Y todavía hay hombres, mujeres y niños que se cuelan en Estados Unidos sin permiso. Vimos una gran multitud de viajeros recién cruzados caminando por el lado estadounidense. Las autoridades dicen que probablemente los dejaron los traficantes en un barrio más acomodado, lejos de los guardias, y les dieron escaleras para trepar el muro.
El tiempo medio para una entrada de este tipo, dependiendo un poco del tamaño del grupo, dijeron los funcionarios, es ahora de solo 1 minuto y 20 segundos.
— Priscilla Álvarez de CNN contribuyó con este reportaje.
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