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Fósiles recién descubiertos revelan datos sobre el origen de los curiosos humanos “hobbit”

Alexandra Ferguson

(CNN) — Una especie de humano antiguo del tamaño de un “hobbit” que vivió en la isla indonesia de Flores hasta hace unos 50.000 años desconcierta a los científicos por varios motivos.

Homo floresiensis, el nombre científico de esta especie extinta, descubierta por primera vez hace casi 21 años, puso en entredicho la idea de que la evolución humana se desarrollaba en una línea ordenada de lo más primitivo a lo más complejo.

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Los expertos no saben por qué el Homo floresiensis, apodado el “hobbit” en un guiño a los personajes de ficción de J.R.R. Tolkien, desarrolló un cuerpo tan diminuto y vivió hace relativamente poco tiempo, cómo cruzó las profundidades del océano para llegar a la isla de Flores, dónde se sitúa exactamente a este diminuto “bicho raro” en el árbol genealógico humano ni por qué desapareció.

Un análisis de los fósiles de Homo floresiensis recién descritos, publicado el martes en la revista académica Nature Communications, intenta responder a algunas de estas preguntas sobre el humano diminuto. Los restos examinados en el nuevo estudio incluyen un fragmento de húmero, la mitad inferior del hueso de la parte superior del brazo, y dos dientes descubiertos en un sitio conocido como Mata Menge, uno de los dos únicos lugares de la isla de Flores donde se han encontrado fósiles de la especie.

En la imagen, el lugar de excavación de Mata Menge hacia 2014 en la isla indonesia de Flores. Crédito: Gerrit van den Bergh

Los autores del estudio afirman que sus hallazgos apoyan una teoría ya existente según la cual los “hobbits” evolucionaron su pequeño tamaño hace mucho tiempo y eran muy probablemente una versión enana del Homo erectus, el primer humano antiguo que salió de África hace unos 1,9 millones de años, con un tamaño corporal y un modo de andar erguido similares a los de los humanos actuales. Se han encontrado restos de Homo erectus en la isla indonesia de Java y en otros lugares de Asia y África.

Los investigadores creen que el Homo erectus quedó aislado en la isla hace alrededor de un millón de años y sufrió una drástica reducción del tamaño de su cuerpo durante un periodo de unos 300.000 años. Este tipo de reducción de tamaño ocurre a otros animales en islas remotas en respuesta a la escasez de recursos, señala el estudio.

“Tal vez, no había necesidad de ser de cuerpo grande, lo que requiere más alimentos y toma más tiempo para crecer y reproducirse”, dijo el autor principal del estudio Yousuke Kaifu, profesor de la Universidad de Tokio, a través de correo electrónico. “En la aislada isla de Flores no había mamíferos depredadores ni otras especies de homínidos, por lo que el tamaño de cuerpo pequeño estaba bien”.

Basándose en la longitud estimada del hueso, el equipo calculó que la altura de su propietario era de 100 centímetros (unos 3,3 pies). Los dientes encontrados en el mismo yacimiento, aunque de menor tamaño, presentaban un “alto grado de similitud” con los dientes de Homo erectus desenterrados en Java.

La microscopía digital de la estructura del hueso indicaba que pertenecía a un adulto y no a un niño. El húmero completo tendría entre 21,1 y 22 centímetros de longitud, el fósil óseo de extremidad humana más pequeño jamás hallado.

La capa de sedimentos que contiene los fósiles fue datada en investigaciones anteriores en unos 700.000 años.

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Nuevas revelaciones sobre el Homo floresiensis

Este hobbit primitivo era 6 centímetros más pequeño que el espécimen original de Homo floresiensis, un esqueleto casi completo hallado en la cueva de Liang Bua a unos 75 kilómetros al oeste de Mata Menge en 2003 y datado en unos 60.000 años. La cueva de Liang Bua es el único otro lugar donde se han encontrado fósiles de hobbit.

El fragmento de húmero de Mata Menge (izquierda) se muestra a la misma escala que el húmero de Homo floresiensis de Liang Bua. Crédito: Yousuke Kaifu

Los autores señalaron que la disparidad de tamaño entre ambos podría apuntar a una variación natural, como la que se observa en las poblaciones humanas modernas. En general, la investigación sugiere que el pequeño tamaño de la especie se mantuvo notablemente constante durante un largo periodo.

Los hallazgos recién analizados, junto con otros dientes, una mandíbula y un fragmento de cráneo, encontrados en el mismo yacimiento y descritos anteriormente, representan a cuatro individuos hobbit. En combinación con los fósiles más recientes de Liang Bua, sugieren que los diminutos humanos pudieron prosperar en la isla a pesar de la presencia de depredadores como dragones de Komodo de 3 metros de largo y cocodrilos.

“La drástica reducción temprana y la posterior estabilidad del tamaño corporal indicaron que tener un tamaño corporal más pequeño en esta isla aislada era beneficioso para la supervivencia de estos humanos arcaicos”, señalaron los autores del estudio en un comunicado.

El hobbit, junto con el posterior descubrimiento de otros dos homínidos de cuerpo y cerebro pequeños que vivieron hace relativamente poco tiempo, el Homo naledi en Sudáfrica y el Homo luzonensis en Filipinas, y los mucho más grandes denisovanos, ha llevado a una mayor aceptación entre los paleoantropólogos de que ha habido muchas especies diversas de humanos, incluidas varias que coexistieron con nuestra propia especie, Homo sapiens.

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Antes del descubrimiento del Homo floresiensis, muchos expertos en evolución humana pensaban que sólo había existido una especie humana a lo largo del tiempo, con variaciones regionales.

El origen de los “hobbits”

No todos los científicos estaban de acuerdo con la interpretación del estudio de que el Homo erectus de gran tamaño era el antepasado del Homo floresiensis y que el hobbit representa una versión enana del Homo erectus, dijo el coautor Gerrit van den Bergh, profesor titular del Centro de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Wollongong, en Australia.

Según otros autores, el hobbit, con su pequeño cerebro y las muñecas parecidas a las de los chimpancés, podría estar más emparentado con los homínidos de cuerpo pequeño, como el Homo habilis, que sólo se conoce en África.

Matt Tocheri, profesor canadiense de Orígenes Humanos de la Universidad Lakehead de Ontario, dijo que no estaba convencido de que el hobbit fuera un Homo erectus a escala reducida.

“Estoy de acuerdo en que sus pruebas indican que los homínidos de cuerpo pequeño estaban presentes en Flores hace al menos 700.000 años. Pero ¿por qué tiene eso que significar que sus antepasados inmediatos que llegaron por primera vez a la isla eran más grandes?”, dijo Tocheri, que también es investigador asociado en el Programa de Orígenes Humanos de la Institución Smithsonian. “Creo que esta pregunta sigue sin respuesta y seguirá siendo objeto de investigación durante algún tiempo”.

Van den Bergh dijo que los restos del también llamado hombre de Flores desenterrados en Mata Menge fueron encontrados entre 2014 y 2016. Sin embargo, el húmero estaba roto en fragmentos y no fue reconocido inmediatamente. Uno de los autores del estudio lo recompuso minuciosamente más tarde.

“Los fósiles se hallan en arenisca dura”, dijo van den Bergh por correo electrónico. “Nos vemos obligados a utilizar cinceles y martillos metálicos para romper los sedimentos, por lo que algunos de los fósiles se recuperan en muchos pedazos”.

El fragmento de húmero fue excavado en el yacimiento de Mata Menge, en la imagen, en 2013. En la esquina inferior derecha se ve un colmillo de Stegodon. Crédito: Gerrit van den Bergh

Para resolver el debate sobre los orígenes del hobbit, harían falta restos de homínidos en Flores que se remontasen más atrás, a la época en que llegaron a la isla, hace algo más de un millón de años, afirmaron tanto van den Bergh como Tocheri.

Cuando se descubrió por primera vez el hobbit, algunos expertos en evolución humana afirmaron que los huesos eran los de un humano moderno con un trastorno del crecimiento, como la microcefalia, una afección que provoca una cabeza anormalmente pequeña, un cuerpo pequeño y cierto deterioro cognitivo. Esta afirmación desató un intenso debate, pero desde entonces ha sido ampliamente rechazada.

Según el estudio, no se encontró ningún signo de enfermedad en el húmero.

“Cada pequeño fragmento de Homo floresiensis o de cualquier otro homínido es increíblemente importante”, dijo Tocheri. “Estos fósiles son nuestra ventana al pasado evolutivo compartido de nuestra especie. Sin ellos, no tenemos ni idea de lo que ocurría en el pasado”.

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