La violencia por el estricto “Pase verde” de covid-19 en Italia enciende un debate nacional sobre el fascismo
Juan Pablo Elverdin
Roma (CNN) — En una calle estrecha y sinuosa del centro de Roma, los adoquines dorados brillan en el sendero frente a las casas, grabados con las palabras: “Deportata Auschwitz” (“deportados a Auschwitz”).
Una de las piedras está dedicada a Rossana Calo, que solo tenía dos años cuando, junto con su madre, fue transportada cientos de kilómetros al campo de exterminio nazi. Al llegar, fue asesinada en las cámaras de gas.
Estas placas, que conmemoran a más de 1.000 víctimas arrebatadas de sus hogares en el gueto judío de la capital italiana en octubre de 1943, son un recordatorio aleccionador del oscuro pasado del país.
Italia entró en la Segunda Guerra Mundial como aliada de Adolf Hitler en 1940, pero el régimen fascista de Benito Mussolini ya había adoptado el antisemitismo. Meses después de su derrocamiento en 1943, las autoridades alemanas empezaron a acorralar a los judíos en Roma y otras grandes ciudades del norte del país.
Más de 75 años después de la muerte ignominiosa de Mussolini a manos de los partisanos, el debate sobre la ideología fascista (y su continuo atractivo para algunos italianos) se ha reavivado a raíz de los intentos del gobierno por controlar la pandemia de coronavirus.
El 9 de octubre, la sede del mayor sindicato de Italia y la sala de urgencias de un hospital de Roma fueron objeto de ataques durante las airadas protestas contra el “Pase Verde” covid-19 del país.
El Pase Verde, que entró en vigor el pasado viernes, exige a todos los trabajadores (desde el personal de las cafeterías hasta los cuidadores, pasando por los taxistas y los profesores) que muestren una prueba de vacunación, un resultado negativo o una recuperación reciente de la infección. Italia, que en su día fue el epicentro de covid-19, tiene ahora el mandato de vacunación más estricto del continente.
Los miembros de la neofascista Forza Nuova fueron detenidos en relación con los violentos ataques de Roma.
Los adoquines de oro afuera de las puertas de entrada en el gueto judío de Roma conmemoran a las personas arrestadas y deportadas a Auschwitz. Rossana Calo, de dos años, era una de ellas.
Prohibición de los partidos fascistas
“El fascismo nunca desapareció en este país”, dijo el profesor de historia Simon Martin, autor de varios libros sobre el fascismo italiano. “Italia no se ha enfrentado a su pasado. No hay apetito por ello, creo, en ninguno de los dos bandos”.
Martin dijo que miles de personas siguen haciendo cola cada año en los aniversarios, como el nacimiento, la muerte y la “Marcha sobre Roma” de Mussolini, para visitar su tumba en Predappio, a 321 kilómetros al noreste de Roma, a pesar de que dirigió un estado policial represivo y fue responsable de brutales campañas coloniales y masacres durante sus 20 años en el poder.
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“Tiene un libro de condolencias que hay que cambiar regularmente porque se llena”, dijo.
Una ley de 1952 prohibió la reconstitución de los partidos fascistas en Italia, pero se han reformado con nombres alternativos, dijo Martin a CNN durante una visita al gueto judío.
La violencia de las protestas contra el pase verde del 9 de octubre ha hecho que aumenten los llamamientos a la disolución de los grupos neofascistas en el país. Los organizadores cancelaron una manifestación contra el pase verde de covid-19 en la ciudad nororiental de Trieste prevista para este viernes y el sábado, e instaron a los manifestantes a no asistir por temor a la violencia.
Legisladores italianos votan a favor de prohibir todos los partidos políticos neofascistas
Esta semana, los legisladores italianos, tanto en la Cámara alta como en la Cámara baja, votaron a favor de una moción presentada por los partidos de centro-izquierda del país, que pide al gobierno del primer ministro Mario Draghi que disuelva Forza Nuova y todos los movimientos de inspiración neofascista.
Draghi y su Consejo de Ministros consultarán ahora a expertos jurídicos antes de anunciar una decisión.
El abogado de Forza Nuova, Carlo Taormina, dijo a CNN que el grupo está siendo desmantelado y que no ha estado activo como movimiento político desde hace 20 meses.
La gente se reúne en la Piazza del Popolo durante una protesta contra el pase de salud Covid-19, en Roma, el sábado 9 de octubre de 2021.
En respuesta a las violentas escenas del 9 de octubre, decenas de miles de personas se manifestaron contra el fascismo en la plaza de San Giovanni de Roma el fin de semana.
“He venido aquí porque es importante enviar un mensaje”, dijo Jacopo Basili, de 30 años, a CNN en la manifestación organizada por los principales sindicatos italianos. “Lo que ha sucedido es muy malo, como si volviéramos a hace 100 años en Italia. Hoy debemos decir que no. No es posible”.
Otro manifestante, Leone Rivara, dijo a CNN que no cree que la amenaza del fascismo en la Italia actual sea comparable a la de la época de Mussolini, pero que las tensiones sociales en el país se han visto “agravadas por la pandemia”, y que “las fuerzas que se declaran democráticas… cruzan las fronteras y explotan la debilidad, la fragilidad, la ira, la ilusión de la gente para [alterar] el equilibrio democrático de este país”.
Un grupo al que se acusa de hacer precisamente eso es Fratelli d’Italia, o Hermanos de Italia, un partido de derechas que saltó a los titulares internacionales cuando uno de sus miembros, Rachele Mussolini (nieta de Benito) retuvo su banca en el ayuntamiento de Roma a principios de este mes.
Rachele Mussolini obtuvo más de 8.200 votos (el mayor número de votos obtenidos por un candidato) y un enorme aumento respecto a los 657 votos que recibió en la votación de 2016.
“Me esforzaré por no defraudar a los que confiaron en mí y por conquistar a los que no me conocen (…). Mi objetivo es seguir trabajando por mi ciudad para devolverle la dignidad perdida”, escribió en un post de Facebook tras su reelección.
CNN se puso en contacto con Rachele Mussolini, a través de su secretario de prensa, para preguntarle si le resulta difícil distinguirse de las asociaciones fascistas ligadas a su apellido, pero no ha recibido respuesta.
Violentas protestas antivacunas en Roma 0:52
No es la primera descendiente del dictador italiano que se dedica a la política. Su hermanastra Alessandra fue diputada en la alianza de centro-derecha Pueblo de la Libertad de Silvio Berlusconi, y fue miembro del Parlamento Europeo.
Los sondeos de opinión sugieren que Fratelli d’Italia, que surgió del partido neofascista Movimiento Social Italiano (MSI), es actualmente el partido más popular de Italia.
El partido Fratelli d’Italia, junto con la derechista Lega de Matteo Salvini y el centro-derecha Forza Italia, apoyó recientemente al presentador de radio y abogado Enrico Michetti en su lucha por convertirse en el próximo alcalde de Roma.
El lunes, Michetti perdió la segunda vuelta por un 20% aproximadamente. Durante la campaña, desconocidos pintaron su oficina con la palabra “fascista”.
Al preguntársele por qué Fratelli d’Italia sigue afiliado al fascismo, la líder del partido, Giorgia Meloni, dijo a CNN que su partido no es un caldo de cultivo para ese régimen.
Andrea Ungari, profesor de historia contemporánea en la universidad LUISS de Roma, dijo que cree que una pequeña proporción de italianos podría definirse como de creencias fascistas.
Los grupos neofascistas Forza Nuova y CasaPound no participaron en las últimas elecciones italianas.
“Es difícil definir a Fratelli d’Italia como un partido fascista”, dijo Ungari. “Por supuesto, hay algunas declaraciones… algunas actitudes duras… es claramente un partido de derechas pero con la diferencia entre derecha y extrema derecha”.
“En Italia existe la herencia del fascismo, por supuesto, pero a veces es un término utilizado por la izquierda para monopolizar el debate político”, advirtió Ungari.
Numerosos recordatorios del fascismo
Países de todo el mundo retiraron monumentos vinculados al racismo, al colonialismo y a momentos vergonzosos de la historia a raíz de las protestas de Black Lives Matter.
Sin embargo, en Italia se mantiene la arquitectura de los 20 años de gobierno de Benito Mussolini. A diferencia de Alemania, que prohibió y erradicó los símbolos nazis tras la Segunda Guerra Mundial, Italia dejó en pie numerosos recordatorios de la época del fascismo.
El complejo deportivo de Roma -Foro Mussolini-, que alberga el principal estadio de fútbol de la ciudad, el Estadio Olímpico, ha sido rebautizado como Foro Itálico, pero un obelisco de mármol de casi 18 metros con el nombre de Mussolini sigue en pie en su exterior.
La estación de ferrocarril de Ostiense, que se construyó para conmemorar la visita de Hitler a Roma en 1938 y que cuenta con un mosaico temático en torno a la ideología fascista italiana de que la Italia moderna era la heredera de la antigua Roma, sigue siendo una de las principales estaciones de ferrocarril de la ciudad.
El edificio encargado por Mussolini Palazzo della Civiltà Italiana es la pieza central del barrio Esposizione Universale Roma de Mussolini y sigue siendo un símbolo de la era fascista del país.
Y el Palazzo della Civiltà Italiana (una torre de mármol de seis pisos construida como pieza central del nuevo barrio de Mussolini, Esposizione Universale Roma, en el suroeste de la ciudad) sigue grabado con una frase de su discurso de 1935 en el que anunciaba la invasión de Etiopía.
“Creo que el verdadero problema de esas estatuas es que no hay nada que las contextualice… [nada] que nos diga en qué consistía el fascismo”, dijo el profesor de historia Martin.
Martin dijo que, aunque no sea práctico derribar todos los edificios de la época fascista de Italia, debido al gran número de ellos, “hay que contextualizarlos. Hay que hablar de lo que significa”.
En cuanto a la moción para prohibir los grupos y partidos neofascistas, “sería una declaración de intenciones del gobierno”, dijo Martin, pero es poco probable que cambie las ideas de la gente.
Barbie Latza Nadeau y Nicola Ruotolo de CNN contribuyeron a este informe.
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