Fidel Castro, el líder que no temía a la muerte
Melissa Velásquez Loaiza
(CNN Español) — Tanto para sus seguidores como para sus detractores, Fidel Castro fue una figura clave de la historia del siglo XX. Pocos líderes han generado tanta pasión encontrada. A 5 años de su muerte, sigue siendo admirado e incluso idolatrado como una leyenda revolucionaria viva.
También fue odiado y despreciado como un dictador tiránico. Cualquiera sea la opinión sobre Fidel Castro, pocos pueden decir que haya dejado a la gente indiferente.
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Castro llegó al poder en 1959 tras liderar la revolución popular que derrotó al entonces dictador Fulgencio Batista. Murió el 25 de noviembre de 2016, en La Habana, Cuba, a los 90 años.
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Muy pronto la ideología izquierdista de los guerrilleros chocó con la de Estados Unidos, llevando al nuevo régimen en la isla a aliarse con la Unión Soviética en plena Guerra Fría.
Washington respondió con un embargo económico y político contra Cuba.
Cientos de miles de cubanos abandonaron el país mientras que los millones que permanecieron en la isla terminaron formando parte de un gran experimento para crear al llamado hombre nuevo. Una sociedad socialista con un solo partido y liderado por un solo hombre, el carismático pero temperamental Fidel Castro.
Para Miriam Leyva, excastrista, Fidel “implantó aquí que el que no le gusta que se fuera, por lo tanto dividió a las familias. Destruyó una institución cubana tan fundamental como es la familia”.
La revolución proporcionó educación y salud para todos: la integración racial se hizo realidad.
Según José Ramón Fernández, General de División (de la reserva) y exvicepresidente, “en el orden social en este país no se ha conseguido por ningún país pobre, ni siquiera algunos ricos, a pesar de ser sometido a grandes presiones”.
Pero el precio fue la libertad, según el hijo de uno de los fundadores del partido comunista cubano: “Los sueños de libertad que ellos tenían para el pueblo cubano se convirtieron en la pesadilla”, dijo el disidente Vladimiro Roca.
Castro nunca pudo lograr la prosperidad económica para su pueblo, ni siquiera cuando la Unión Soviética subsidiaba la economía.
Siempre culpó a Estados Unidos y al embargo económico por el empobrecimiento de su país.
Pero muchos culpan a Castro por su insistencia en mantener un modelo socialista ineficiente y anacrónico. Un modelo en que todo era controlado por el Estado y el Partido Comunista.
Miles de opositores —descalificados por el régimen como traidores al servicio del imperialismo— fueron encarcelados o enviados al exilio.
Durante sus últimos años en el poder, la oposición y la represión crecieron.
Pero a pesar de la critica internacional, Castro insistía que jamás había violado los derechos humanos.
Por sobre todas las cosas, Castro era un hombre orgulloso y terco que creía firmemente en su revolución.
“Eso le permitió dirigir la revolución… Iniciar un proceso de reformas en Cuba en la década del 60 y parte de 70”, explica Elizardo Sánchez, activista de derechos humanos.
Aun detractores como Sánchez admiten que aunque la popularidad de Castro disminuyó con los años, su inteligencia y astucia despertaban respeto y temor.
Sobrevivió no solamente incontables atentados, sino también a 11 administraciones presidenciales estadounidenses que de alguna forma buscaron el fin de la revolución
Al final, fueron los años y una enfermedad, no Washington, lo que lo forzó a retirarse. Entregó el poder a su hermano Raúl en febrero de 2008.
En sus últimos años la voz de Castro se escuchaba poco, y a través de ensayos con su firma publicados en los periódicos del Estado.
Con todo, Castro siempre insistió en que no le temía a la muerte.
El líder de la Revolución cubana murió a los 90 años el 25 de noviembre de 2016.
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