A 20 años del corralito: la medida que dio inicio al estallido social y una histórica crisis en Argentina
Germán Padinger
(CNN Español) — Nada en Argentina volvería a ser igual después del llamado “corralito”.
Tras largos años de recesión, una creciente deuda externa y desempleo, el 3 de diciembre de 2001 el gobierno del entonces presidente Fernando De la Rúa impuso fuertes restricciones a las extracciones de dinero de los bancos —que serían conocidas con el nombre del “corralito”— para evitar un retiro masivo que llevara al colapso del sistema financiero. Este lunes 20 de diciembre se cumplen 20 años desde el estallido de la crisis del 2001 en Argentina.
La medida efectivamente congeló los depósitos de las personas, frenó las cadenas de pagos y profundizó aún más la crisis económica en la que estaba envuelto el país. Las personas protestaron en las calles en forma masiva, hubo saqueos y el Gobierno reprimió con violencia: murieron 39 personas, de acuerdo con la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina.
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De la Rúa acabaría renunciando el 20 de diciembre, dando inicio a una crisis política construida sobre la debacle económica.
Han pasado 20 años desde el corralito, y la sola mención de la palabra sigue estremeciendo a los argentinos y reavivando el recuerdo de una de las etapas más difíciles en la historia del país.
Cómo se llegó al corralito en Argentina
Al frente de la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación, una coalición de gobierno liderada por la Unión Cívica Radical, De la Rúa ganó las elecciones presidenciales de 1999 con el 48,37% de los votos, poniendo fin a los 10 años del gobierno peronista de Carlos Menem.
Heredó una difícil situación: la economía llevaba un año en recesión (con una caída del 3,38% en 1999, según el Banco Mundial, y volvería a caer en 2000 y 2001), el desempleo llegaba al 14,3% en 1999, según datos del INDEC, y la deuda externa se ubicaba en unos US$ 150.000 millones o un 55% del PIB.
El escenario político tampoco era fácil. A los participantes de la coalición le costó mucho encontrar puntos de encuentro, y apenas 11 meses después de asumir la presidencia, De la Rúa tuvo que lidiar con la renuncia de su vicepresidente, Carlos “Chacho” Álvarez y en 2001 con la derrota en las elecciones legislativas de mitad de mandato.
Ese mismo año, sin poder dar respuesta a los muchos problemas que aquejaban al país y ante el encarecimiento del crédito, el Gobierno acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer frente a la deuda externa y contener el déficit, mientras trataba de recortar los gastos, en un contexto de enorme desconfianza en el país.
El entonces presidente de Argentina, Fernando de la Rua (derecha) y su ministro de economía, Domingo Cavallo. (Crédito: MARCOS ADANDIA/AFP via Getty Images)
Estos movimientos profundizaron la crisis económica, en medio de la presión generada por los pagos e intereses de la deuda externa, y las personas comenzaron a retirar sus ahorros de los bancos mientras crecía el temor a una cesación de pagos de la deuda, o default.
El gobierno de De la Rúa anunció entonces el corralito, mediante el decreto 1570/2001 preparado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo. El decreto fue publicado el sábado 1 de diciembre, por lo que los efectos se comenzaron a notar el lunes 3, cuando finalmente abrieron los bancos en el contexto de las nuevas restricciones.
En su artículo 2°, el decreto permitía a los ahorristas retirar hasta 250 pesos o US$ 250 a la semana (en ese entonces, debido a la Ley de Convertibilidad del Austral, un peso argentino equivalía a un dólar) de sus cuentas abiertas en bancos y otras entidades financieras, y limitaba también los giros al extranjero.
¿Qué tan grande había sido la corrida a retirar los depósitos? Según un informe de 2002 del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, en enero de 2001 había el equivalente a US$85.308 millones en depósitos bancarios en Argentina (aproximadamente 32.603 millones de pesos y US$ 52.705 millones). En diciembre, cuando comenzó corralito, los depósitos habían caído al equivalente a US$ 65.380 millones (18.594 millones de pesos y US$ 46.786 millones). Es decir que se había retirado fondos por US$ 19.928 millones.
Qué sucedió después
Diferentes sectores de la sociedad argentina marcharon para protestar contra la administración, los sindicatos llamaron a la huelga y se registraron saqueos en todo el país. El estallido llegó al máximo el 19 de diciembre y el Gobierno tomó una decisión aún más drástica.
“Han ocurrido en el país hechos de violencia que ponen en peligro a personas y a bienes, y crean un cuadro de conmoción interior. Quiero informarles que he decretado el estado de sitio en todo el territorio nacional”, dijo De la Rúa ese día.
Una imagen de las protestas en Buenos Aires contra el presidente De la Rua, el 20 de diciembre de 2001. (Crédito: ALI BURAFI/AFP via Getty Images)
El presidente, ya sin apoyo político y en medio del caos, renunció un día después. Salió de la Casa Rosada en helicóptero mientras en tierra decenas de miles protestaban y se enfrentaban con la policía, en una imagen que sigue generando escalofríos en los argentinos.
Fue sucedido en la presidencia por Adolfo Rodríquez Saá, entonces gobernador de San Luis, elegido por el Congreso de la Nación Argentina para reemplazar a De la Rúa. Rápidamente declaró el default, es decir la cesación de pagos de la deuda, que ya se anticipaba. Pero las manifestaciones no paraban y tras siete días en el gobierno, también renunció.
El Congreso finalmente eligió al entonces senador Eduardo Duhalde como presidente, para completar el mandato hasta el 2003. Duhalde, quien había sido derrotado por De la Rúa en 1999, es recordado por navegar un país que parecía haber tocado fondo y por desmantelar la llamada “convertibilidad”, por la cual un peso argentino equivalía por ley a un dólar estadounidense.
Un agente de policía, vestido de civil y armado, avanza frente a un comercio incendiado en la noche del 20 de diciembre de 2001. (Crédito: DANIEL GARCIA/AFP via Getty Images)
La medida significó por tanto una fuerte y casi inmediata devaluación de la moneda, que pasó a cotizarse a tres pesos por dólar en pocas semanas.
Así, en 2002, en el pozo de la crisis económica y política, el país llegó a tener un desempleo del 21%, una pobreza del 57,5%, y una deuda externa que llegaba al 160% de su PIB.
A Duhalde le siguió en 2003 Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz, en unas elecciones atomizadas y marcadas por el rechazo a los viejos partidos, en las que que -sin embargo- se registraron altos niveles de participación.
Kirchner obtuvo apenas el 22,25% de los votos y logró el segundo lugar en primera vuelta, por detrás del expresidente Menem, que logró el 24,45%. Pero, anticipando una derrota en la segunda vuelta, Menem se retiró de las contienda electoral, dejando el triunfo a Kirchner y dando inicio a una década de recuperación y crecimiento, sin solucionarse del todo las tensiones políticas y económicas.
Con información de Ignacio Grimaldi
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