El supertifón Rai toca tierra en Filipinas. Hay decenas de miles de evacuados
olivertapia
(CNN) — Decenas de miles de personas evacuaron sus hogares en Filipinas mientras el archipiélago se preparaba para el supertifón Rai, conocido localmente como Odette, que tocó tierra en la costa este del país el jueves por la tarde, hora local.
La tormenta se intensificó rápidamente el jueves por la mañana y pasó de un tifón a un supertifón. Cuando tocó tierra en la isla de Siargao en la costa este central, había alcanzado vientos sostenidos de 260 kilómetros por hora con ráfagas de más de 300 kilómetros por hora, equivalente a un huracán categoría 5 en el Atlántico.
Algunas partes de Filipinas ya comenzaron a recibir lluvias torrenciales a principios de la semana; en la provincia central de Misamis Oriental, el río Agay-ayan se desbordó el martes, inundando calles y casas con agua fangosa.
Peligro por inundaciones y deslizamientos de tierra
Un rescatista ayuda a una niña a atravesar las inundaciones causadas por el tifón Rai en la ciudad de Cagayán de Oro, Filipinas, el 16 de diciembre.
Miles de aldeas en la trayectoria proyectada de la tormenta corren un alto riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra, con el suelo de la región ya saturado e inestable por las fuertes lluvias de la semana, según la Oficina de Minas y Geociencias del país, que instó a las autoridades locales a preparar planes de evacuación.
La tormenta viajaría a través de las regiones central y sur del país. Se esperan algunas de las peores condiciones en la provincia de Surigao, que se encuentra en el extremo norte de Mindanao, una de las islas más importantes del país.
También se espera que la tormenta golpee varias provincias de la región de Visayas, un grupo central de islas. Más de 20 millones de personas viven en Visayas, según cifras oficiales de 2020.
Evacuaciones en Filipinas
En la provincia de Surigao, más de 2.600 personas han sido evacuadas hasta el miércoles por la noche, según la agencia estatal de noticias filipina.
Las fotos de Surigao muestran un complejo deportivo convertido en un centro de evacuación, con carpas de plástico instaladas en un gran salón y familias durmiendo sobre alfombras y lonas en el piso.
Residentes duermen dentro de un complejo deportivo convertido en un centro de evacuación en la ciudad de Dapa, Surigao, Filipinas, el 16 de diciembre.
Mientras tanto, en Visayas del Este, más de 45.000 personas han sido evacuadas a refugios gubernamentales en la región de Visayas del Este, según el Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres el jueves.
“Ya estamos siendo golpeados por fuertes vientos y lluvias”, dijo el gobernador Ben Evardone de la provincia de Samar, ubicada en Visayas del Este.
Recuerdo de otro supertifón
En la ciudad de Tacloban, en las afueras de Samar, cientos de residentes también se han refugiado en lugares de evacuación. Muchos vivieron el supertifón Yolanda, que mató a más de 6.000 filipinos en 2013, y ahora no se arriesgan.
“Nos preocupa que esta tormenta siga el mismo camino que el tifón de 2011 y el otro de 2013”, dijo Karen Janes Ungar, representante en el país de la organización humanitaria Catholic Relief Services Filipinas. “Sin embargo, hemos aprendido mucho de esos dos desastres anteriores y de mucha preparación para desastres … para esta emergencia”.
La mayor preocupación, agregó, son las ciudades más pequeñas en la costa, hogar de pescadores y poblaciones más pobres que podrían no tener acceso a los anuncios del gobierno o no poder evacuar.
Las aerolíneas cancelaron docenas de vuelos, mientras que las autoridades de transporte prohibieron los viajes por mar y tierra en el centro y sur de Filipinas, dejando a miles de personas varadas en los puertos.
Evacuados llegan a un sitio de evacuación en la ciudad de Dapa, Surigao, Filipinas, el 16 de diciembre.
Movilización
Las organizaciones humanitarias y las agencias de ayuda también están sobre el terreno, trabajando con las autoridades locales para prepararse para la tormenta y ayudar en las evacuaciones. Los equipos de la Cruz Roja de Filipinas están repartidos por la costa este, ayudando a organizar los equipos de primeros auxilios, alimentos y agua, y suministros como mantas y equipo de seguridad.
“Los filipinos son duros, pero este supertifón es un duro golpe para millones de personas que aún se están recuperando de devastadoras tormentas, inundaciones y el covid-19 del año pasado”, dijo el presidente de la Cruz Roja Filipina, Richard Gordon, en un comunicado de prensa el jueves.
El supertifón Rai es la decimoquinta tormenta que azota el país este año, lo que agrava las luchas de las personas que aún se están recuperando. Millones todavía están reconstruyendo sus hogares y sus medios de vida, especialmente después de varias tormentas devastadoras a finales del año pasado, según la Cruz Roja.
Reuters contribuyó con este reporte.
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