Por qué los premios Oscar de este año podrían ser un gran avance para las mujeres directoras de fotografía
Alexandra Ferguson
(CNN) — La dirección de fotografía es la última frontera para las mujeres en los premios Oscar. Dejando a un lado las categorías clasificadas por género, después de 93 años, es la única categoría existente en la que una mujer nunca ha ganado un premio de la Academia.
Al leer esta estadística a Ari Wegner, la directora de fotografía detrás de la favorita de los premios “The Power of the Dog” se rió, como si supiera que iba a ocurrir. “Espero que eso cambie pronto”, dijo Wegner a través de una videollamada, antes de añadir apresuradamente: “No sé de quién será”.
Solo el 6% de las 250 películas más taquilleras de Estados Unidos el año pasado tenían una mujer como directora de fotografía, según un informe anual elaborado por el Centro para el Estudio de la Mujer en la Televisión y el Cine de la Universidad Estatal de San Diego. Hasta la fecha, solo una mujer ha sido nominada por la Academia, Rachel Morrison por “Mudbound”, de Dee Rees, en 2017. En los premios BAFTA ni siquiera ha existido una nominación.
Todo esto podría cambiar pronto, ya que un grupo de películas con mujeres detrás de la lente compiten por la candidatura. Wegner ya ha ganado premios de organizaciones como las asociaciones de críticos de cine de Los Ángeles y Nueva York, y Claire Mathon (“Spencer”) y Hélène Louvart (“The Lost Daughter”) también han sido alabadas.
Con las nominaciones a los principales premios a la vuelta de la esquina, CNN se puso al día con estas tres directoras de fotografía, que compartieron sus experiencias al llevar sus películas a la pantalla y mucho más.
Ari Wegner (izquierda) y Jane Campion (derecha) durante la producción de “The Power of the Dog”. Crédito: Kirsty Griffin/Netflix
Ari Wegner
“Hay algo mucho más aterrador en el sonido de los pasos de alguien en una escalera… que alguien saque una pistola” — Ari Wegner
Wegner ascendió a través de las películas indie “Lady Macbeth”, “In Fabric” y “Zola” antes de su colaboración con Jane Campion para “The Power of the Dog”, el mayor proyecto de su carrera hasta la fecha.
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La adaptación de Campion de la novela de Thomas Savage ambientada en los años 20, sobre hermanos vaqueros y las consecuencias de que uno de ellos se case con una joven viuda, distaba mucho de ser sencilla (y eso antes de que el covid-19 impusiera un cierre de cuatro meses a la producción en 2020). Por un lado, la historia está ambientada en Montana, pero Montana está demasiado urbanizada hoy en día para ofrecer el interminable terreno escarpado que se necesita. Campion recurrió a Otago, en su Nueva Zelandia natal, como sustituto, lo que significó que Wegner tuvo que captar su belleza y al mismo tiempo ocultar su identidad (“hay algunas vistas increíblemente impresionantes pero demasiado icónicas”, dijo la directora de fotografía).
La localización fue uno de los muchos factores que se tuvieron en cuenta durante la extensa preproducción. “A Jane y a mí nos encanta planificar”, dice Wegner. Durante un mes, las dos repasaron el guión juntas, elaborando una exhaustiva lista de planos: Wegner con sus “pequeños garabatos” y Campion con sus “hermosas” ilustraciones, dijo la directora de fotografía. Cualquiera que haya visto la película sabe lo crucial que es dosificar la información, por lo que establecer con precisión cuándo y cuánto mostrar algo era clave. El resultado, dijo Wegner, es que “casi todos los planos que se ven tienen su origen en un plano que dibujamos”.
Una escena de “The Power of the Dog”, dirigida por Jane Campion. Crédito: Cortesía de Netflix
Aunque la novela y la película se han descrito a menudo como un neo-Western, Wegner dijo que el género estaba lejos de su mente y de la directora. “Hay vaqueros, vacas, planicies, ranchos, pero, en muchos sentidos, ahí termina lo común”, explicó.
Wegner y Campion no tenían “ningún interés real en las armas… no las encontramos realmente emocionantes, ni nos aportan nada”. La violencia psicológica prima sobre la física, siendo el principal exponente el Phil Burbank de Benedict Cumberbatch.
Phil, el cruel hermano del afable George (Jesse Plemons), atormenta a su nueva cuñada Rose (Kirsten Dunst) y al hijo de ésta, Peter (Kodi Smit-McPhee), por motivos poco comprensibles. Wegner rodó la casa de Burbank al estilo de una película de terror, con la idea de demostrar que “hay algo mucho más aterrador en el sonido de los pasos de alguien en una escalera… o en alguien que retira una silla de la mesa… que en alguien que saca una pistola”. Y lo consigue, sin duda.
Benedict Cumberbatch como Phil Burbank y Kodi Smit-McPhee como Peter en una escena de “The Power of the Dog”. Crédito: Cortesía de Netflix
La rigurosa planificación dio paso a un enfoque más espontáneo a la hora de captar a un Phil privado y no observado, un mundo alejado de su personaje público. Wegner recurrió a la cámara en mano para filmar a Cumberbatch, que se mantuvo en el personaje en el set.
“Estábamos Phil y yo, porque Benedict no estaba realmente ahí”, dijo Wegner. “Eso fue un poco de negociación, porque te metes en la habitación con alguien que no es una persona fácil y que probablemente está teniendo algunos sentimientos fuertes. Pero esa era la energía de la misma”.
“Tienes que involucrarte emocionalmente”, añadió, “para anticipar dónde querrá estar la cámara, o simplemente para tener la paciencia de sentarte y escuchar y mirar sin moverte”.
El subtexto queer de la película emerge en estas escenas; aparecen grietas en la fachada de Phil y las emociones reprimidas ondean en el rostro de Cumberbatch. “Fue impresionante presenciar el baile entre Ari y Ben en esos momentos”, recuerda Campion en un correo electrónico. “Creo que (el reparto) confió completamente en su sensibilidad y talento”.
Ari Wegner tras la cámara en el rodaje de “The Power of the Dog”. Crédito: Kirsty Griffin/Netflix
La directora sabía que quería una mujer directora de fotografía para el proyecto. “Sé que es más difícil que a las mujeres se les dé una oportunidad como DOP (director de fotografía), incluso cuando tienen mucho talento”, dijo Campion, y con un reparto dominado por hombres, buscó “un equilibrio de energía femenina y masculina alrededor del set”.
¿Se están abriendo oportunidades para las mujeres detrás del objetivo? Wegner describió la industria cinematográfica como “un barco que avanza muy lentamente”. “Aunque la gente quiera que (la industria) cambie rápidamente, se necesita mucho tiempo para que la gente adquiera experiencia y se forme”, dijo.
“Realmente espero que en algún momento de mi vida no tengamos que hablar de una lista de equipo con (un) nombre o su género”, continuó Wegner. “Se convertirá en algo parecido a otras industrias, donde no es necesario especificar el género de alguien, porque cualquiera puede hacer ese trabajo”.
“En el futuro (espero) que esta conversación ya no exista, pero tenemos mucho trabajo que hacer antes de llegar a ese punto”, añadió.
Claire Mathon
“Es más que intimidad. Es casi interioridad” — Claire Mathon, sobre el rodaje de Kristen Stewart
Kristen Stewart como la princesa Diana en “Spencer”, de Pablo Larraín. Crédito: NEON
La directora de fotografía francesa Claire Mathon se puso detrás de la cámara en dos aclamadas películas en 2021: “Spencer”, del director chileno Pablo Larraín, y “Petite Maman”, de su compatriota Celine Sciamma. Esta última no fue seleccionada por Francia para competir en los premios Oscar (aunque figuró en las listas de fin de año de los críticos), pero su majestuoso trabajo en la vertiginosa y apasionante “Spencer” representa su mejor oportunidad de obtener una nominación al Oscar hasta la fecha.
Larraín creó un relato ficticio de la princesa Diana (Kristen Stewart) que pasa las Navidades con la familia real mientras su matrimonio se hace pedazos. Su tono recuerda a películas como “The Shining” y se aleja de las representaciones más convencionales de la realeza como “The Crown”.
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La finca de Sandringham, sede de las fiestas reales, se convierte en el castillo del que debe escapar la princesa, y en este caso es el príncipe el que intenta retenerla allí. “(Larraín) dijo desde el principio que es un cuento de hadas (puesto) al revés. Es una princesa que toma la decisión de dejar de serlo”, explicó Mathon en una entrevista el pasado noviembre. “Es más bien una deconstrucción y tiene menos que ver con la historia”.
De izquierda a derecha: Claire Mathon, Kristen Stewart como Diana y Pablo Larraín en el rodaje de “Spencer”. Crédito: Cortesía de Frederic Batier/STX
Stanley Kubrick les sirvió de inspiración más allá de “The Shining”, dijo la directora de fotografía. Mathon y Larrain vieron las adaptaciones del estadounidense de “Barry Lyndon” de William Thackeray y “A Clockwork Orange” de Anthony Burgess mientras preparaban el rodaje.
Vemos destellos de la influencia de Kubrick en las cenas formales iluminadas por el resplandor de las velas, y en los planos de seguimiento de Diana navegando por los interminables pasillos de la finca mientras busca una forma de salir de sus confines físicos y emocionales.
Mathon rodó en 16 mm, y el grano aporta energía y textura incluso en los pocos momentos de calma de la película. La construcción de Larraín de la escena y el espacio “está muy lejos del naturalismo”, dijo la directora de fotografía. “Es una película muy coreografiada, creo”.
Kristen Stewart de espaldas a la cámara en una escena de “Spencer”. Desde la perspectiva de la película, la directora de fotografía Claire Mathon dijo: “es más que intimidad, es casi interioridad”. Crédito: NEON
Por muy coreografiada que esté, la película nunca da la sensación de moverse por inercia. Eso se debe a las decisiones arriesgadas de Mathon y Stewart, que trabajan al unísono como una sola actriz y directora de fotografía. “Fue una idea de Pablo, esta proximidad tan grande”, dice Mathon. “Es más que intimidad. Es casi interioridad”.
Algunas tomas fueron improvisadas, otras no, explicó. El método se acerca al arte que imita a la vida, dado que los paparazzi acechaban a la Diana real, cámara en mano.
“Nunca había estado tan cerca de una actriz con una cámara. Incluso me daba miedo tocarla”, dijo Mathon. “Pero creo que su interpretación jugaba con la cámara… Es uno de los temas de la película: la relación (de Diana) entre esconderse y encerrarse, y al mismo tiempo estar a la vista constantemente”.
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El uso subversivo del objetivo de la cámara fue un movimiento que dio sus frutos. “A fin de cuentas, estar cerca (de Diana) es algo sincero y, en última instancia, muy sencillo”, dijo Mathon.
Hélène Louvart
“Cuando la actuación es buena, es mucho más fácil rodar bien” — Hélène Louvart
La directora Maggie Gyllenhaal y la directora de fotografía Hélène Louvart en el set de “The Lost Daughter”. Crédito: Yannis Drakoulidis/Netflix
Hélène Louvart tenía más de 100 créditos a su nombre antes de su trabajo en “The Lost Daughter”, la adaptación de Maggie Gyllenhaal de la novela homónima de Elena Ferrante.
La directora de fotografía francesa no era ajena a la obra de Ferrante, ya que había dirigido episodios de “My Beautiful Friend”, la adaptación de HBO de sus novelas napolitanas. Gyllenhaal había visto la serie, junto con otras películas de Louvart, y le gustó cómo filmaba a los actores, dijo la directora de fotografía. “Quería tener una especie de libertad, tener algo de intuición y ser creativa”, explicó Louvart.
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El debut de Gyllenhaal como directora fluctúa entre dos periodos de la vida de Leda, una académica cuyas vacaciones se ven interrumpidas por una familia estadounidense. Cuando su miembro más joven desaparece y Leda (Olivia Colman) ayuda a encontrarla, forma un vínculo con la madre de la niña, Nina (Dakota Johnson), que invoca recuerdos de Leda como madre joven (Jessie Buckley) atrapada entre sus propios hijos y su floreciente carrera.
Olivia Colman como Leda en “The Lost Daughter”. Crédito: Cortesía de Netflix
El covid-19 transformó la película radicalmente. Originalmente ambientada en Nueva Jersey, la producción se trasladó a Grecia y permitió que el Mediterráneo se colara en la historia. Los planes de rodar en película de Súper 16 mm se descartaron debido a los problemas logísticos y, en su lugar, se utilizó la tecnología digital.
Louvart dijo que la observación de los meticulosos ensayos de Gyllenhaal significó que, cuando llegó el momento del rodaje de 28 días, “sabíamos perfectamente lo que queríamos conseguir para cada escena”.
“Queríamos ser sencillos y estar cerca del personaje”, explicó, y añadió que Gyllenhaal quería que el público sintiera que está con las dos Ledas.
El poder de “The Lost Daughter” reside en sus interpretaciones, y las composiciones de Louvart se centran mucho en los rostros. Procesamos el mundo a través de los rasgos de Colman y Buckley; cada enojo y decepción, cada victoria, pequeña y grande. La lente de Louvart tiene el sutil trabajo de captar los puntos en común y la disonancia entre las actuaciones de Colman y Buckley, uniéndose en un díptico finamente pintado de una mujer que se atrevió a pedir más para sí misma de lo que la sociedad estaba dispuesta a dar.
De izquierda a derecha: Jessie Buckley como la joven Leda y Peter Sarsgaard como el profesor Hardy junto a Louvart en el set. Crédito: Yannis Drakoulidis/Netflix
“La forma en que (Gyllenhaal) dirige estos personajes, tengo que decir que es increíble. Viéndola dirigir a Olivia o Jessie, aprendí mucho”, dijo Louvart.
“Cuando la actuación es buena, es mucho más fácil rodar bien”, añadió. “A veces simplemente tienes que estar ahí”.
La directora de fotografía ya tiene una lista de directores con los que ha establecido relaciones a largo plazo. Así que después de esta primera incursión, ¿se ve trabajando con Gyllenhaal de nuevo?
“Me impresionó mucho su trabajo”, dice Louvart, “el cine es un lenguaje internacional. Yo la entendí, ella me entendió. Seguro que seguiremos colaborando”.
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