“Esa es mi madre. Sé que es inocente”. Aumentan las peticiones de clemencia una semana antes de la ejecución de Melissa Lucio
Alexandra Ferguson
(CNN) — La familia y los defensores de la única mujer hispana en el corredor de la muerte de Texas, Melissa Lucio, están luchando para detener su inminente ejecución, argumentando que fue condenada injustamente por el homicidio de su hija de 2 años en 2007.
“No queremos que ejecuten a nuestra madre”, dijo John, el hijo mayor de Melissa Lucio, a CNN. “Ya perdimos a nuestra hermana. Y ahora perder a nuestra madre por un accidente es simplemente horrible”.
Los abogados de Lucio están pidiendo clemencia, solicitando a la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas que recomiende al gobernador de Texas, Greg Abbott, la conmutación de su sentencia antes de su ejecución programada para el 27 de abril o un indulto de al menos 120 días para revisar las pruebas que, según ellos, demostrarán su inocencia. Sus abogados, entre ellos los del Innocence Project, también están defendiendo su caso ante los tribunales.
Las peticiones de clemencia han aumentado en los últimos días, incluso por parte de los legisladores de Texas de ambos partidos, y de celebridades como Kim Kardashian. Incluso algunos miembros del jurado del caso estatal de Lucio dicen ahora que su ejecución debería detenerse o que debería tener un nuevo juicio basado en pruebas que no escucharon.
En el juicio, los fiscales argumentaron que Lucio era una madre maltratadora que probablemente causó las lesiones que provocaron la muerte de su hija Mariah. Pero la petición de clemencia de Lucio dice que fueron el resultado de una caída accidental por las escaleras fuera del departamento de la familia en el segundo piso y las autoridades, plagadas por un malentendido crucial sobre la caída, asumieron que las lesiones de Mariah se derivaron del abuso y descartaron o ignoraron las pruebas que podrían haber demostrado la inocencia de Lucio.
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Lucio, que ahora tiene 53 años, fue condenada en gran parte, según sus abogados, sobre la base de una “confesión” coaccionada que dio a las autoridades en un “agresivo” interrogatorio nocturno la misma noche en que murió su hija. Lucio era especialmente susceptible de ser coaccionada por las autoridades debido a su historial como superviviente de toda una vida de abusos sexuales y violencia doméstica, dicen, citando a expertos médicos que revisaron su caso.
Para los hijos supervivientes de Lucio, como John, la perspectiva de perder a su madre es difícil de aceptar. Él es el primero en admitir que su madre tenía “imperfecciones”, señalando sus luchas con la adicción a las drogas.
“Pero es una gran madre”, dijo a CNN, que “nunca nos puso la mano encima a ninguno de nosotros”.
Vivir en “modo de supervivencia”
“Ha sido un viaje”.
Así describe John, de 32 años, la década y media transcurrida desde que su madre fue declarada culpable y condenada a muerte. Pero los últimos meses han sido los más angustiosos, dice, después de que el tribunal fijó la fecha de su ejecución.
“Fue una noticia devastadora”, dijo. “Destrozó a nuestra familia por completo”.
Es una familia grande. Lucio tenía 12 hijos al momento de la muerte de Mariah y luego dio a luz a gemelos mientras estaba en prisión. Pero los hijos de Lucio están “unidos para pedir que su madre no sea ejecutada”, dijo a los periodistas el mes pasado Tivon Schardl, defensor público federal y uno de los abogados de Lucio, “que el dolor que han sufrido todos estos años, que se permita que esas heridas sanen y no sean desgarradas por el estado de Texas”.
“Han vivido ahora durante 14 años con esta amenaza que pende sobre ellos, después de haber perdido ya a Mariah en un trágico accidente”, dijo. “Ahora ese trauma está de regreso”.
La inminente ejecución de Lucio seguiría a una larga serie de acontecimientos traumáticos para su familia, según su hijo, su petición de clemencia y los documentos judiciales.
Crecer fue duro, dijo John, describiendo una infancia en la pobreza en la que vio a su madre hacer todo lo posible, pero en dificultades para darles lo que necesitaban. Hubo momentos en los que a la familia le cortaron la electricidad o el agua por falta de pago o tuvo que depender de organizaciones comunitarias para obtener alimentos.
Los registros de los Servicios de Protección de Menores de esa época “cuentan una historia del amor de Melissa por los niños, así como su incapacidad para cuidarlos adecuadamente”, según la petición de clemencia de Lucio. La casa no estaba limpia, no había suficiente comida, y los niños no tenían suficiente supervisión, según indican los registros mencionados en la petición. La familia luchaba por no quedarse sin hogar.
Pero entre las más de 1.000 páginas de registros, según sus abogados, ninguna indica que los niños hayan denunciado abusos por parte de Lucio.
“Básicamente, estábamos en modo de supervivencia”, dijo John. Pero su madre no era ajena a eso, añadió: su propia infancia fue dura, y “era una mujer muy estresada. Era una mujer maltratada”, dijo. “Había pasado por muchas cosas”.
La propia Lucio fue agredida sexualmente, abusada y violada por las parejas de su madre y otras personas durante su infancia, según su petición. Siguió sufriendo abusos a manos de sus propias parejas, comenzando a los 16 años cuando abandonó la escuela secundaria y se casó con su primer marido. A los 23 años, ya había tenido cinco hijos con él, pero éste abandonó a la familia, según los documentos judiciales. Lucio se casó por segunda vez con el hombre con el que tuvo a sus hijos menores, entre ellos Mariah.
Melissa Lucio sostiene a su hija Mariah, mientras una de sus otras hijas, Adriana, se encuentra junto a ellas.
En 2004, los siete niños más pequeños fueron colocados en una casa de acogida y repartidos entre diferentes hogares, por acusaciones de negligencia, según dijeron sus abogados en una presentación judicial, no por abusos. Pero Lucio se esforzó por traerlos de vuelta, consiguiendo un trabajo y alejándose de las drogas, dice la petición. Finalmente, la familia se reunió en otoño de 2006.
En retrospectiva, John cree que su madre no recibió el apoyo que necesitaba para cuidar adecuadamente de sus hijos. Se había mantenido alejada de las drogas, sí, pero su vida aún no era del todo estable, dijo. No tenía auto ni una vivienda solvente y a largo plazo.
“Pero, por supuesto, ella no va a decir, no puedo llevarlos”, dijo John sobre el regreso de sus hermanos menores a casa. “Mi madre llevaba dos años luchando por sus hijos”.
La muerte de Mariah
La familia emprendió otra mudanza a principios del año siguiente. Lucio se levantó el 15 de febrero de 2007, preparó a algunos de los niños para ir al colegio y luego se dedicó a empacar su “deteriorado departamento del segundo piso”, dice la petición.
Mientras tanto, hizo todo lo posible por vigilar a Mariah, de 2 años, que tenía problemas para caminar y era propensa a caerse debido a una discapacidad física leve, según los archivos del tribunal. Pero mientras Lucio estaba ocupada, Mariah abrió una puerta mosquitera que no estaba asegurada, salió al exterior y se cayó por un tramo “empinado” de más de una docena de escalones.
Lucio se dio cuenta casi de inmediato de que Mariah había desaparecido y encontró a su hija fuera, llorando al pie de la escalera. Su labio sangraba, pero la niña de 2 años no parecía estar gravemente herida, dice la petición.
Pero su apariencia era engañosa: la niña acababa de sufrir lesiones internas que, según la petición de clemencia de Lucio, llevarían a su muerte. Durante los dos días siguientes, durante la mudanza de la familia, el estado de Mariah se deterioró: dormía demasiado y finalmente se negó a comer. El 17 de febrero, Lucio se planteó llevar a la niña de dos años al médico, pero prefirió esperar hasta el día siguiente y acostar a Mariah para que durmiera una siesta.
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Pronto, Mariah dejó de respirar y la familia llamó al 911. Los paramédicos del lugar y del hospital intentaron reanimarla, pero no lo lograron.
Su cuerpo estaba cubierto de moretones “en varias etapas de curación”, su brazo se había roto varias semanas antes y tenía una marca de mordida en la espalda, según los documentos judiciales que relatan el caso.
En el lugar de los hechos, Lucio dijo a los paramédicos que Mariah se había caído por las escaleras días antes, pero uno de los socorristas se mostró escéptico, según la petición, porque la residencia era de un solo piso con unos pocos escalones al frente. No entendió, dice la petición, que la niña se había caído en la casa anterior de la familia.
“Este malentendido crítico puso en marcha una investigación prejuiciosa”, dice la petición de Lucio, “en la que los investigadores asumieron continuamente lo peor sobre Melissa sin investigar ni considerar alternativas”.
Las razones para dudar “son innumerables”, dice la petición
Esa noche, horas después de la muerte de Mariah, Lucio, embarazada de mellizos, fue interrogada por los investigadores, quienes, según escriben sus abogados, “le gritaron a Melissa; le reprocharon que era una madre negligente; le mostraron repetidamente fotos de su hija muerta; y le insinuaron que si ella no era culpable, tendría que serlo alguno de sus otros hijos”.
En el transcurso del interrogatorio, los abogados de Lucio dicen que negó haber herido a Mariah más de 100 veces. Lucio admitió que a veces daba nalgadas a sus hijas, según una moción presentada por sus abogados después de que se fijara la fecha de su ejecución, pero negó sistemáticamente las acusaciones de abuso.
Sin embargo, con el tiempo, su determinación decayó y Lucio comenzó a “indicar vagamente que era ‘responsable’ de las lesiones de Mariah”, dice su petición. Pero nunca confesó ser responsable de su muerte, dicen sus abogados.
Lucio dijo a los investigadores que “le daba nalgadas” a Mariah, según los documentos judiciales que relatan el interrogatorio.
“No sé lo que quieren que diga”, dijo a los investigadores cuando le pidieron más detalles, según los documentos judiciales. “Soy responsable de ello”.
Horas después del interrogatorio, un investigador trajo una muñeca para que Lucio demostrara con qué fuerza golpeaba a la niña. Después de hacerlo, el investigador le dijo: “Pues hazlo muy fuerte como… como lo harías tú”.
Lucio respondió diciendo que había demostrado exactamente cómo habría dado una nalgada a Mariah, y el investigador “realizó él mismo lo que creía que era una fuerte paliza e hizo que Lucio lo demostrara de nuevo”, dicen los documentos judiciales.
Lucio fue acusada de homicidio en primer grado y condenada a la pena de muerte. Sus abogados dicen que su supuesta admisión de culpabilidad fue utilizada para condenarla en un juicio con jurado.
La defensa de Lucio argumentó que, si bien era culpable de “lesiones a un menor” y de no haber proporcionado a Mariah el tratamiento médico oportuno, no era culpable de causar las lesiones que provocaron la muerte de su hija. Pero el médico forense que realizó la autopsia de la niña testificó para el Estado que las lesiones de Mariah debieron producirse en las 24 horas previas a su muerte.
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“Se trata de una niña maltratada” que murió por un traumatismo craneoencefálico, declaró el médico forense, según los documentos judiciales. El médico de urgencias que trató de reanimar a Mariah también dijo que era el “peor” caso de maltrato infantil que había visto en su carrera y que las lesiones no podían haber sido causadas por una caída por las escaleras.
Los fiscales dijeron a los miembros del jurado que podían “sacar conclusiones de las pruebas”, señalando las otras lesiones de Mariah y argumentando que si Lucio había abusado de su hija en el pasado, sería “coherente con su comportamiento” causar las lesiones que provocaron su muerte.
Lucio fue declarada culpable, y desde entonces está en el corredor de la muerte de Texas.
Su condena fue ratificada tras una apelación, aunque un panel de jueces de la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito dictaminó en 2019 que se le había negado la oportunidad de presentar una defensa completa.
El panel señaló la exclusión por parte del tribunal en su juicio de dos testigos expertos, incluido un psicólogo que indicó que planeaba testificar sobre su “comportamiento” durante el interrogatorio y cómo este y su supuesta confesión “podrían haber sido explicados” por sus relaciones abusivas con los hombres.
Ese psicólogo y un trabajador social indicaron que habrían testificado sobre lo que Lucio podría haber estado pasando inmediatamente después de la muerte de Mariah y durante el interrogatorio, y cómo eso podría haber influido en su comportamiento y confesión, según los documentos judiciales.
Pero el Quinto Circuito revocó posteriormente su decisión en febrero de 2021, y la condena y la pena de muerte de Lucio fueron restablecidas.
El argumento de la clemencia
Un argumento similar se encuentra ahora en el centro del último esfuerzo para salvar la vida de Lucio. Su petición de clemencia se basa en cinco motivos, entre los que se incluye la afirmación de que los síntomas de su propio trauma derivado de los abusos sufridos a lo largo de su vida fueron malinterpretados o desestimados por las autoridades en todos los niveles de la investigación y el enjuiciamiento.
Como sobreviviente de maltrato, Lucio padece trastorno de estrés postraumático, depresión clínica y “síndrome de la mujer maltratada”, dicen sus abogados, citando la evaluación del psicólogo que revisó su caso. Como resultado, se vuelve “hacia adentro” y se vuelve “pasiva” ante situaciones estresantes, una defensa psicológica y “táctica de supervivencia” que, según la petición de Lucio, podría explicar su comportamiento durante el interrogatorio que aseguró su supuesta confesión coaccionada.
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Esta interpretación errónea de su comportamiento y sus antecedentes condujo “directamente a su condena y sentencia de muerte”, dice su petición.
John Lucio, a la izquierda, reza con su esposa, Michelle Lucio, en el centro, y Jennifer Allmon, directora ejecutiva de la Conferencia Episcopal de Texas, antes de una audiencia sobre su madre por parte del Comité de Estudio Interino sobre la Reforma de la Justicia Penal.
La petición de clemencia de Lucio afirma igualmente que hay explicaciones científicas que aclaran los graves hematomas de Mariah, citando a sus expertos médicos que dicen que había indicios de que Mariah sufría un trastorno de la coagulación de la sangre conocido como coagulación intravascular diseminada, o DIC, que podría explicar los hematomas que se veían en su cuerpo.
Según la petición, el traumatismo craneal es una causa común de coagulación intravascular diseminada, como el tipo de traumatismo que podría haberse producido en su caída por las escaleras dos días antes de su muerte.
“Las razones para dudar aquí son innumerables”, escriben los abogados de Lucio en su petición. “La perspectiva de que el Estado pueda derramar sangre inocente por una muerte que Melissa Lucio no causó, y mucho menos planeó, debería provocar indignación en el corazón de los texanos”.
“Liberen a Melissa Lucio”
El momento en que su madre fue condenada fue “inconcebible”, dijo John, quien recordó haber pensado: “Esto no puede ser real. Esto no puede ser verdad”.
Así es como se ha sentido durante los últimos 15 años, en los que también se ha metido en problemas con la ley, dijo. Hace poco más de un año que salió de la cárcel, y dijo que ha hecho todo lo posible por madurar y “entrar en razón”. Aspiraba a convertirse en barbero y obtener su licencia, mientras entrenaba para maratones y un triatlón en su tiempo libre.
Pero una vez que se fijó la fecha de ejecución de su madre, sintió que debía dejar de lado esas ambiciones y lanzarse a concientizar sobre el caso de su madre. John siente la responsabilidad de ser el defensor de su madre del mismo modo que ella lo fue de él, asistiendo a sus propias citas en el juzgado cuando se metía en problemas cuando era adolescente.
La familia de Lucio no es la única que cree que ella no merece morir: decenas de legisladores del estado de Texas firmaron una carta en la que instan a la Junta de Indultos y Libertad Condicional a conceder la clemencia. Incluso Kardashian, que ha defendido otros casos en el contexto de una condena injusta, expresó su apoyo a Lucio, diciendo en una publicación en Facebook que espera que le perdonen la vida.
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Pero quizás lo más importante es que al menos cinco de los miembros del jurado que condenaron a Lucio se han presentado para pedir que se detenga la ejecución, citando las pruebas que nunca escucharon.
“Me desalentó saber que había pruebas adicionales que no se presentaron en el juicio”, escribió en una declaración Melissa Quintanilla, la presidenta del jurado de Lucio. “Creo que la Sra. Lucio merece un nuevo juicio y que un nuevo jurado escuche estas pruebas. Sabiendo lo que sé ahora, no creo que deba ser ejecutada”.
La reclusa del corredor de la muerte de Texas, Melissa Lucio, vestida de blanco, reza el 6 de abril con los legisladores de Texas en la unidad de Mountain View en Gatesville, Texas.
John también atribuye a su madre el haberle devuelto a él y a su esposa la fe en Dios, algo que, según John, perdió cuando Mariah murió y su madre ingresó a prisión. En el corredor de la muerte, dice la petición de clemencia de Lucio, se ha convertido en una católica devota, que asiste a misa todas las semanas y lee la Biblia a diario.
John ha visitado a su madre con frecuencia, conduciendo unas siete horas desde su casa en Harlingen, Texas, para verla donde está recluida en Gatesville, Texas. Sus visitas siempre comienzan con una media hora de oración y adoración, dijo.
“Es una mujer increíble”, dijo, y reiteró su esperanza de que no solo se detenga su ejecución, sino que tal vez algún día pueda volver a casa.
“Tengo visión de túnel en este momento y todas las paredes dicen ‘Liberen a Melissa Lucio'”, dice. “Esa es mi madre. Sé que es inocente”.
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