ANÁLISIS | Una semana sorprendente de éxitos ucranianos y fracasos rusos en el frente oriental
urielblanco
(CNN) — La última semana ha sido testigo de una impresionante transformación del campo de batalla en el este de Ucrania, ya que una rápida ofensiva blindada de las fuerzas ucranianas atravesó las líneas de defensa rusas y recuperó más de 3.000 kilómetros cuadrados de territorio.
Es más territorio que el que las fuerzas rusas han capturado en todas sus operaciones en Ucrania desde abril.
Aunque la ofensiva fue brillantemente concebida y ejecutada, también tuvo éxito debido a las deficiencias rusas. En toda la región de Járkiv, las unidades rusas estaban mal organizadas y equipadas, y muchas ofrecieron poca resistencia.
Sus fallos, y su retirada desordenada hacia el este, han hecho que el objetivo de la operación militar especial del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de tomar todas las regiones de Luhansk y Donetsk sea considerablemente más difícil de alcanzar.
Durante el fin de semana, la salida rusa continuó de las zonas fronterizas que habían sido ocupadas desde marzo. Los pueblos situados a menos de cinco kilómetros de la frontera izaron la bandera ucraniana.
La bandera de Ucrania ondea en áreas cercanas a la frontera rusa, dicen funcionarios locales
El colapso de las defensas rusas desató recriminaciones entre influyentes blogueros militares rusos y personalidades de los medios de comunicación estatales rusos.
A medida que la bandera ucraniana se iba izando en una comunidad tras otra durante los últimos días, una pregunta salía a la luz: ¿cómo responde el Kremlin?
Una operación relámpago
Los funcionarios ucranianos habían telegrafiado que una ofensiva era inminente… pero no donde se produjo realmente. Se habló mucho de un contraataque en el sur, e incluso funcionarios estadounidenses hablaron de operaciones ucranianas para “dar forma al campo de batalla” en Jersón. Los refuerzos rusos -quizás hasta 10.000- llegaron a la región durante varias semanas.
En efecto, hubo un asalto ucraniano en Jersón, pero uno cuya intención parece haber sido fijar a las fuerzas rusas, mientras que el verdadero esfuerzo se produjo a cientos de kilómetros al norte. Fue una operación de desinformación de la que los rusos podrían haberse sentido orgullosos.
Kateryna Stepanenko, del Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo analítico con sede en Washington, dice que el engaño funcionó.
“Los oficiales militares ucranianos informaron de que los elementos del Distrito Militar Oriental (ruso) que habían apoyado previamente las operaciones ofensivas hacia Sloviansk se habían redesplegado hacia el Eje Sur”, dijo a CNN.
Sus sustitutos no estaban claramente a la altura de las circunstancias: una mezcla, según Stepanenko, de “voluntarios cosacos, unidades de voluntarios, unidades de la milicia del DNR/LNR y la Rosgvardia (Guardia Nacional) rusa”. Estas fuerzas no eran suficientes para defender una línea de frente amplia y compleja”.
Los ucranianos eligieron el punto más débil de las defensas rusas para su ataque inicial: una zona controlada por la milicia de Luhansk, con unidades de la Guardia Nacional rusa más atrás. No fueron rivales para un asalto blindado de gran movilidad que rápidamente hizo irrelevante la artillería.
Igor Strelkov, antiguo jefe de la milicia de la República Popular de Donetsk y ahora mordaz crítico de las deficiencias militares rusas, señaló el escaso entrenamiento de estas unidades y “la excepcional cautela de las acciones de la aviación rusa”. En resumen, las unidades rusas de primera línea se quedaron colgadas sin suficiente apoyo aéreo.
Múltiples videos geolocalizados y analizados por CNN, así como relatos locales, describen una retirada caótica de las unidades rusas, con grandes cantidades de munición y material abandonado.
La mala calidad de las defensas rusas a lo largo de un eje crítico norte-sur que sostiene la ofensiva de Donetsk es difícil de entender. Una vez en marcha, la intención de la ofensiva ucraniana estaba muy clara: destruir esa arteria de reabastecimiento. En tres días lo habían conseguido, entre otras cosas porque los refuerzos rusos tardaron en movilizarse.
Banderas ucranianas colocadas en estatuas en una plaza de Balakliya el sábado.
Comienzan las recriminaciones
El Ministerio de Defensa ruso trató este sábado de presentar el abandono de Járkiv como una reorientación planificada de los esfuerzos hacia la región de Donetsk, pero en realidad complica esos esfuerzos.
Hasta esta semana, los rusos podían atacar las defensas ucranianas en Donetsk desde tres direcciones: norte, este y sur. Ahora el eje norte ha desaparecido: la amenaza al cinturón industrial de Sloviansk y sus alrededores disminuyó mucho, al igual que la perspectiva de que las defensas ucranianas queden rodeadas.
En pocas palabras, el campo de batalla en el este de Ucrania se ha redibujado en días.
El más influyente -y quizás sorprendente- crítico público de la situación fue el líder checheno Ramzan Kadyrov, que ha suministrado miles de combatientes a la ofensiva. En una publicación de Telegram este domingo, dijo que se pondría en contacto con altos funcionarios del Ministerio de Defensa para explicar su mensaje.
“Está claro que se cometieron errores. Creo que sacarán algunas conclusiones”, afirmó.
Insinuando la desorganización de los mandos, Kadyrov dijo que “si el Estado Mayor de Rusia no quisiera marcharse, las (tropas) no se retirarían”, pero los soldados rusos “no tenían una formación militar adecuada” y eso les llevó a retirarse.
Influyentes blogueros militares rusos han sido aún más contundentes. Zakhar Prilepin, cuyo canal de Telegram tiene más de 250.000 suscriptores, volvió a publicar un comentario en el que describía los acontecimientos de Járkiv como una “catástrofe” y un gran fracaso de las labores de inteligencia.
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“Ahora podemos observar el resultado de la irresponsabilidad criminal de los responsables de esta dirección”, dice el mensaje, antes de concluir: “La operación militar especial ha terminado hace tiempo. Hay una guerra en marcha”.
Otro bloguero pro-Putin que responde al nombre de Kholmogorov volvió a publicar un relato igualmente mordaz del canal Partizan de Telegram desde el frente, que en esencia acusaba a las autoridades rusas de abandonar a las tropas.
“Los soldados iban a pie con una ametralladora y un saco. Abandonados por el mando, al no conocer el camino, caminaron al azar”, decía el mensaje.
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El autor del mensaje, que se describe a sí mismo como nacionalista ortodoxo ruso, dice que mientras crece el odio al enemigo, “crece aún más el odio al gobierno y al mando”.
Añadiendo sus propios pensamientos, Kholmogorov dijo: “Señor, salva a los soldados rusos de los golpes por el frente y aún más de los golpes por la espalda”.
Un análisis similar llegó desde el canal de Telegram de Pyotr Lundstrem.
“NO hay cámaras térmicas, NO hay chalecos antibalas, NO hay equipos de reconocimiento, NO hay comunicaciones seguras, NO hay suficientes helicópteros, NO hay botiquines de primeros auxilios en el ejército”.
Refiriéndose a las conmemoraciones de este fin de semana en Rusia por el Día de Moscú, el aniversario de la ciudad, añadió: ” Están celebrando una fiesta de mil millones. ¿Qué les pasa?”.
El sábado, mientras continuaba la derrota, Putin inauguraba una noria en Moscú.
El Instituto para el Estudio de la Guerra señala que el “anuncio de la retirada alienó aún más a las comunidades de milbloggers y nacionalistas rusos que apoyan la grandiosa visión del Kremlin de capturar la totalidad de Ucrania”.
Las fuerzas ucranianas han liberado la ciudad de Balakliya.
El próximo movimiento de Putin
Prominentes figuras de los medios de comunicación en Rusia tratan de hacer pasar la calamidad de esta semana como una operación planificada. El presentador de televisión Vladimir Soloviev volvió a publicar un comentario en Telegram que insistía en que “el enemigo, creyendo en un avance fácil en un sector determinado del frente, cae en una trampa”.
“Actualmente, las unidades rusas se reagrupan a propósito”, añadía el comentario, aunque hay pocos indicios de ello.
Esto plantea la cuestión de cómo el Kremlin prosigue la guerra después de sufrir su peor semana de toda la campaña. Parece que le faltan unidades de alta calidad. Se reconstituyeron algunos grupos tácticos de batallones existentes; se levantaron batallones de voluntarios en toda Rusia para formar un Tercer Cuerpo de Ejército. Funcionarios estadounidenses afirman que los rusos se están quedando sin municiones, e incluso han recurrido a Corea del Norte para obtener suministros.
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Stepanenko, del Instituto para el Estudio de la Guerra, dijo a CNN que el notable éxito de la contraofensiva ucraniana obligará a reevaluar el uso del nuevo cuerpo de ejército.
Stepanenko, quien estudia el reclutamiento y la organización de las fuerzas armadas de Rusia, dice que los rusos “aún podrían intentar utilizar estas unidades para detener la contraofensiva ucraniana en Járkiv, aunque apresurar a unidades inexpertas y mal entrenadas en este tipo de operaciones sería un esfuerzo muy peligroso”.
Considera que, dada la necesidad rusa de mano de obra nueva, “es probable que las fuerzas rusas estén desplegando estos elementos directamente en las líneas del frente en cualquier caso, basándose en los informes de que algunos batallones de voluntarios ya están luchando en las líneas del frente de Jersón”.
Los militares rusos todavía pueden aportar una potencia considerable con sus fuerzas de cohetes, artillería y misiles. Pero, a pesar de que ya se ha producido una reorganización del alto mando, sus operaciones terrestres parecen estar mal organizadas, con poca autonomía para los comandantes. La última semana dejó al descubierto problemas de motivación y liderazgo.
Los blogueros rusos que han apoyado la ofensiva dicen que es necesario un replanteamiento radical. Uno de ellos comentó: “Es necesario un cambio de enfoque en la guerra en Ucrania. Movilización de la economía y la industria. Creación de un centro de control político de la guerra”.
Strelkov llegó a la misma conclusión, diciendo que es hora de “empezar a luchar de verdad (con la ley marcial, la movilización del ejército y la economía)”.
A lo largo del conflicto, Putin ha evitado una movilización general, que podría ser impopular en casa.
Es imposible saber si el Kremlin redoblará ahora sus esfuerzos para completar la operación militar especial o si empezará a buscar una solución negociada.
La primera opción parece una tarea difícil, dados los acontecimientos de la última semana; la segunda sería humillante. La tercera posibilidad, tal vez la más probable, es que Rusia persista en su ataque centímetro a centímetro sin tomar apenas territorio adicional. Pero ahora se enfrenta a un adversario con los vientos a su favor y con nuevas infusiones de ayuda militar occidental que se preparan para los meses de invierno.
Los avances de Ucrania en el campo de batalla rejuvenecieron el apoyo de los aliados, y en una reunión celebrada este fin de semana en Alemania se hicieron nuevas promesas de apoyo a largo plazo.
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