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Visita de la jefa del Comando Sur: ¿es Argentina un nuevo aliado de EE.UU. en su intento por contener el avance de China en la región?

Valeria Ordóñez Ghio

(CNN Español) — “Mi prioridad es ser aliado de Estados Unidos”, sostuvo el presidente de Argentina, Javier Milei, en su reciente entrevista con CNN, y lo viene demostrando con creces, incluso desde antes de asumir el cargo. Este alineamiento puede ser muy útil al país norteamericano en su “competencia geopolítica” con China, tal como lo definió públicamente la jefa del Comando Sur de EE.UU., la general Laura Richardson, que llegó este martes a Buenos Aires para reunirse con autoridades del gobierno argentino con varios temas en agenda, pero uno principal: frenar la expansión china en la región.

Para ese cometido, quién mejor que Milei, que en campaña dijo que no haría negocios con China “ni con ningún comunista”, a pesar de que China es, desde hace años, el segundo socio comercial de Argentina, por encima de Estados Unidos. Incluso, Milei llegó a comparar al Gobierno chino con un “asesino” y ha proclamado que el pueblo chino “no es libre”. Sin embargo, no hubo ruptura de lazos comerciales y con Xi Jinping hasta hubo intercambio de cartas.

Richardson llegó a Argentina este martes, apenas unos días después de que el jefe de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), William Burns, hiciera lo propio. Son señales que podrían leerse como un estrechamiento de las relaciones bilaterales que comenzó a hacerse más palpable a fines de febrero con la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Aunque esas visitas formaron parte de giras regionales por varios países, es significativo que, en un lapso de 40 días, tres figuras relevantes del gobierno estadounidense han visitado la Casa Rosada, cuando Milei no alcanzó aún los 120 días de gobierno.

La jefa del Comando Sur es muy activa en cultivar relaciones de más alto nivel en la región. Desde su asunción en 2021 ha visitado a presidentes y jefes militares de países de América Latina como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay. Tampoco es la primera vez que Richardson viaja a Buenos Aires. Ya estuvo en 2022 y 2023, bajo el gobierno del peronista Alberto Fernández, donde se reunió con autoridades argentinas, entre ellas la entonces vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y el ministro de Defensa.

Sin embargo, con el Gobierno de Milei, Estados Unidos logró que Argentina adquiriera a Dinamarca unos aviones F-16 y otros equipamientos de defensa estadounidenses, en lugar de comprarlos a China, tal como pretendía el Gobierno anterior.

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Otro de los temas en los que participa Estados Unidos y que han sido criticados por la oposición es la Hidrovía, el corredor de transporte fluvial de más de 3.400 km de largo, que se extiende a través de los ríos Paraná y Paraguay, y permite la navegación continua entre los puertos de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Este, según dijo el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, en una entrevista con el diario La Nación, fue acordado por el entonces presidente Fernández. Sin embargo, la Autoridad General de Puertos (AGP) recién firmó un memorándum de entendimiento a principios de marzo, bajo este Gobierno, que habilita la llegada del Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense.

La Hidrovía Paraná-Paraguay es la ruta por la cual sale la gran mayoría de los productos exportables argentinos (granos, harinas y aceites, entre otros), en un mercado que disputan principalmente multinacionales como las estadounidense ADM, Bunge y Cargill, la francesa Dreyfus y la china Cofco. También es una vía de salida de droga desde América del Sur. Ya en su informe de 2021 la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes advertía que en la Hidrovía “parece haberse consolidado como puerta de entrada para el transporte de la cocaína fabricada en Bolivia y el Perú a los mercados internacionales de cocaína a través de puertos del Brasil y el Paraguay”. Al año siguiente, en 2022, la Policía Federal de Brasil secuestró en el puerto de Santos 568 kilos de cocaína dentro de un contenedor que transportaba maní y otros 866 kilos de la droga disimulados en la misma carga fueron descubiertos en el puerto de Rotterdam. Todos habían zarpado desde Rosario, la ciudad argentina que hoy enfrenta la violencia de narcos en sus calles.

Según Stanley, allí trabajará “el cuerpo de ingenieros del Ejército de Estados Unidos, pero no son soldados. Son ingenieros civiles contratados por el Ejército, los mismos que trabajan en el río Misisipi”.

“Lo más importante es mi alineación con Estados Unidos, independientemente que estén en el Gobierno los demócratas o republicanos”, sostuvo el presidente Milei en su entrevista con CNN. Y, aunque reconoció que es “más afín a las ideas del Partido Republicano”, también reiteró que tiene “excelentes relaciones con el Gobierno de Biden”. Los hechos parecen demostrarlo.

Mientras el peronista Fernández había conseguido en agosto incluir a Argentina en los BRICS, una de las primeras medidas del nuevo presidente libertario fue dar marcha atrás aduciendo que “en esta instancia” no se consideraba “oportuno la incorporación de la República Argentina” al grupo que integran China, Rusia, India, Sudáfrica y Brasil, a pesar de que esos cinco países representan más del 42% de la población global, el 30% del territorio mundial, el 23% del PIB y el 18% del comercio mundial, según información oficial de cancillería de Argentina.

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Frenar el avance chino en la región

“Estados Unidos y la República Popular China están inmersos en una competencia geopolítica basada en puntos de vista opuestos sobre el valor del orden internacional”, sostuvo Richardson el pasado 12 de marzo ante la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

“China está explotando un entorno de seguridad frágil y aprovechando la necesidad de inversión económica de la región para ganar influencia y avanzar en su maligna agenda (…) China sabe que el poder económico es un prerrequisito para el poder militar global”, agregó.

Según expuso la jefa del Comando Sur, “China ha superado a los Estados Unidos como principal socio comercial de América del Sur y es el segundo socio comercial de Centroamérica”. Sus datos muestran que “en 2002, el comercio de la República Popular China con América Latina y el Caribe fue de solo US$ 18 millones; en 2022 se disparó a US$ 450.000 millones. Se espera que esa cifra aumente a US$ 700.000 millones para 2035” y que 22 de los 31 países (Argentina incluida) en su “Área de responsabilidad” son signatarios de la nueva Ruta de la Seda que propone China “como oportunidades económicas, financieras y comerciales en expansión”.

En esa exposición en el Capitolio, Richardson mencionó a Argentina en relación con China dos veces. La primera fue para referirse a la construcción de un demorado puerto en la ciudad de Río Grande, en la provincia sureña de Tierra del Fuego.

Sostuvo que una empresa estatal china “está intentando obtener los derechos para construir instalaciones marítimas de doble uso, que respaldarían el sostenimiento y la proyección de poder en las proximidades del estrecho de Magallanes, el pasaje de Drake y la Antártida”, lo que “mejoraría drásticamente la capacidad de la República Popular China para acceder a la región antártica y su área pesquera e impactaría la movilidad estratégica de Estados Unidos hacia un área reservada para la paz y la ciencia”.

El otro punto de interés, quizás el más importante, es la base de observación espacial de la provincia de Neuquén manejada por China Satellite Launch and Tracking Control General, una división de las Fuerzas Armadas de ese país, en asociación con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina desde 2014, que fue la primera de su tipo fuera de China.

“A pesar de su postura pública contra la militarización del espacio, el Ejército Popular de Liberación chino (EPL) continúa invirtiendo y mejorando sus capacidades espaciales militares, incluida una estación espacial profunda en Argentina, lo que proporciona al EPL capacidades globales de seguimiento y vigilancia espacial. Estas capacidades espaciales podrían traducirse en capacidades militares globales que podrían apoyar el monitoreo, el seguimiento y la selección de objetivos de nuestras fuerzas y afectar los objetivos convencionales y nucleares, las operaciones tierra-aire-mar, las capacidades de ataque convencional de precisión y la defensa antimisiles”, sostuvo en esa exposición Richardson.

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El tema también fue mencionado por el embajador de Estados Unidos en Argentina en la reciente entrevista con La Nación, a propósito de la llegada de Richardson.

“Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué. Tengo entendido que se trata de soldados del Ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen. Creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”, afirmó.

“Supongo que estos temas están conversados y claros”, afirmó el actual ministro del Interior de Argentina, Guillermo Francos, al ser consultado por el tema, haciendo referencia a que esa base se instaló en 2014 durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y desde entonces Argentina, con gobiernos de distinto signo político, siempre ha negado que esa base se utilice para fines militares, al igual que la embajada china en Argentina.

“La Estación de Espacio Lejano en Neuquén es una instalación de cooperación tecnológica espacial entre China y Argentina. En lugar de los llamados militares mencionados, los científicos tanto de Argentina como de China tienen acceso al uso de esta estación para investigación científica”, sostuvo la embajada china en una declaración citada por la cadena argentina TN ―afiliada de CNN.

En la misma provincia, Estados Unidos también tiene presencia, aunque no militar y sin sospechas. “Estamos muy orgullosos de lo que hemos podido construir en Neuquén, a pedido del gobierno provincial. De hecho, íbamos a ir a inaugurar un centro de operaciones de emergencia, un pequeño depósito cerca del aeropuerto que la provincia nos dejó construir, para prevenir inundaciones, el covid-19, incendios forestales, terremotos. Allí hay carpas, camas, termos, linternas, operado por civiles argentinos”, señaló el embajador Stanley en la entrevista con La Nación.

Además de esta base con China, Argentina tiene otra en Mendoza en asociación con la Unión Europea, que no ha despertado las mismas suspicacias. “Deep Space 3-Malargüe es la antena más moderna para seguimiento de misiones de exploración del espacio profundo de la Agencia Espacial Europea (ESA), instalada en la provincia de Mendoza por acuerdo entre la Argentina y la ESA, mediante la cooperación espacial vigente entre la agencia europea y la Conae”, sostiene la información oficial de Argentina al respecto, similar a lo que publica sobre la base de Neuquén, que “le permite al programa chino de exploración lunar tener comunicación continua con sus sondas de exploración espacial” y “es una pieza vital en su plan para poder llegar a la Luna y a Marte, y explorar el espacio lejano”.

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