Las personas mayores con ansiedad no suelen recibir ayuda. He aquí por qué
Alexandra Ferguson
(CNN) — La ansiedad es el trastorno psicológico más común que afecta a los adultos en Estados Unidos. En las personas mayores, se asocia a una angustia considerable, así como a problemas de salud, disminución de la calidad de vida y aumento de las tasas de discapacidad.
Sin embargo, cuando el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE.UU., un influyente grupo de expertos independientes, sugirió el año pasado que los adultos se sometieran a pruebas de ansiedad, dejó fuera a un grupo: los mayores de 65 años.
La principal razón que citó el grupo de trabajo en el borrador de recomendaciones publicado en septiembre fue que “las pruebas actuales son insuficientes para evaluar el equilibrio entre los beneficios y los perjuicios del análisis de la ansiedad” en todos los adultos mayores. (Las recomendaciones definitivas se esperan para finales de este año).
La mayoría de los adultos mayores con ansiedad han luchado contra esta afección desde que eran más jóvenes. Crédito: Natalie Board/AdobeStock
El grupo de trabajo señaló que los cuestionarios utilizados para detectar la ansiedad pueden no ser fiables para los adultos mayores. El análisis consiste en evaluar a personas que no presentan síntomas evidentes de trastornos médicos o psicológicos preocupantes.
“Reconocemos que muchos ancianos sufren trastornos mentales como la ansiedad”, y “pedimos urgentemente más investigación”, dijo Lori Pbert, jefa asociada de la división de Medicina Preventiva y Conductual de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts y antiguo miembro del grupo de trabajo que colaboró en las recomendaciones sobre la ansiedad.
Esta postura de “aún no sabemos lo suficiente” no gusta a algunos expertos que estudian y tratan a personas mayores con ansiedad. La Dra. Carmen Andreescu, profesora asociada de Psiquiatría en la Universidad de Pittsburgh, calificó de desconcertante la postura del grupo de trabajo porque “está bien establecido que la ansiedad no es infrecuente en los adultos mayores y que existen tratamientos eficaces”.
“No se me ocurre ningún peligro en identificar la ansiedad en los adultos mayores, sobre todo porque hacerlo no tiene ningún perjuicio y podemos hacer cosas para reducirla”, dijo la Dra. Helen Lavretsky, profesora de Psicología en la UCLA.
Los médicos suelen recomendar medicamentos para aliviar la ansiedad cuando la atención de salud mental puede ser difícil de encontrar. Crédito: Willie B. Thomas/Digital Vision/Getty Images
En un editorial reciente de la revista académica JAMA Psychiatry, Andreescu y Lavretsky señalaron que solo un tercio de los ancianos con trastorno de ansiedad generalizada (preocupación intensa y persistente por asuntos cotidianos) recibe tratamiento. Esto es preocupante, señalaron, si se tiene en cuenta la relación entre la ansiedad y los accidentes cerebrovasculares, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad coronaria, las enfermedades autoinmunes y los trastornos neurodegenerativos, como la demencia.
Otras formas de ansiedad que no suelen detectarse ni tratarse en los adultos mayores son las fobias (como el miedo a los perros), el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad social (miedo a ser evaluado y juzgado por los demás) y el trastorno de estrés postraumático.
El latente desacuerdo sobre la valoración por ansiedad en adultos mayores llama la atención sobre la importancia de la ansiedad en la vejez, una preocupación que se acentuó durante la pandemia de covid-19, que magnificó el estrés y la preocupación entre las personas mayores. Esto es lo que debes saber.
¿Qué es la ansiedad, cuáles son los síntomas y cómo buscar ayuda?
La ansiedad es frecuente
Según un capítulo de un libro publicado en 2020, del que son autores Andreescu y un colega, hasta el 15% de las personas mayores de 65 años que viven fuera de residencias de ancianos u otros centros padecen un trastorno de ansiedad diagnosticable.
Hasta la mitad presenta síntomas de ansiedad como irritabilidad, preocupación, inquietud, disminución de la concentración, cambios en el sueño, fatiga, conductas de evitación, que pueden ser angustiosos pero no justifican un diagnóstico, señala el estudio.
La mayoría de los ancianos que padecen ansiedad han luchado contra este trastorno desde edades tempranas, pero la forma en que se manifiesta puede cambiar con el tiempo. En concreto, los adultos mayores tienden a mostrarse más ansiosos ante cuestiones como la enfermedad, la pérdida de familiares y amigos, la jubilación y el deterioro cognitivo, señalaron los expertos. Solo una pequeña parte desarrolla ansiedad después de cumplir los 65 años.
La ansiedad puede ser difícil de identificar en los adultos mayores
Los adultos mayores a menudo minimizan los síntomas de ansiedad, pensando “así es envejecer” en lugar de “éste es un problema sobre el que debería hacer algo”, dijo Andreescu.
Además, son más propensos que los adultos jóvenes a manifestar quejas “somáticas”, síntomas físicos como mareos, fatiga, dolores de cabeza, dolor torácico, falta de aire y problemas gastrointestinales, que pueden ser difíciles de distinguir de afecciones médicas subyacentes, según Gretchen Brenes, profesora de Gerontología y Medicina Geriátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest.
Según el Dr. Jordan Karp, catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona, en Tucson, algunos tipos de ansiedad o conductas ansiosas, en particular, el acaparamiento y el miedo a las caídas, son mucho más comunes en los adultos mayores, pero los cuestionarios destinados a identificar la ansiedad no suelen preguntar por estas cuestiones.
Cuando las personas mayores expresan sus preocupaciones, los profesionales médicos suelen descartarlas por considerarlas normales, dados los retos del envejecimiento, afirma el Dr. Eric Lenze, jefe de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Saint Louis y tercer autor del reciente editorial de JAMA Psychiatry.
Él y otros expertos sugirieron que unas sencillas preguntas pueden ayudar a determinar si un adulto mayor necesita ser evaluado por ansiedad: ¿tiene preocupaciones recurrentes difíciles de controlar? ¿Tiene problemas para dormir? ¿Se siente más irritable, estresado o nervioso? ¿Tiene problemas de concentración o de pensamiento? ¿Evita hacer cosas que normalmente le gusta hacer porque está sumido en sus preocupaciones?
Stephen Snyder, de 67 años, que vive en Zelienople, Pensilvania, y fue diagnosticado con trastorno de ansiedad generalizada en marzo de 2019, respondería “sí” a muchas de estas preguntas. “Tengo una personalidad tipo A y me preocupo mucho por muchas cosas: mi familia, mis finanzas, el futuro”, me dijo. “Además, he tendido a darle vueltas a cosas que ocurrieron en el pasado y a agobiarme”.
Los tratamientos son eficaces
La psicoterapia, en particular la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a las personas a abordar los pensamientos negativos persistentes, suele considerarse la primera línea de tratamiento de la ansiedad en los adultos mayores. En una revisión de la evidencia para el grupo de trabajo, los investigadores señalaron que este tipo de terapia ayuda a reducir la ansiedad en las personas mayores que acuden a centros de atención primaria.
Lenze señaló que también se recomienda la terapia de relajación, que puede incluir ejercicios de respiración profunda, masajes o musicoterapia, yoga y relajación muscular progresiva.
Dado que los profesionales de la salud mental, en particular los especializados en salud mental geriátrica, son muy difíciles de encontrar, los médicos de atención primaria suelen recomendar medicamentos para aliviar la ansiedad.
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Se suelen recetar dos categorías de fármacos: los antidepresivos conocidos como ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) e IRSN (inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina) y ambos parecen ayudar a los adultos mayores, según los expertos.
Las benzodiacepinas, una clase de medicamentos sedantes como Valium, Ativan, Xanax y Klonopin, se recetan con frecuencia a las personas mayores, pero deben evitarse. La Sociedad Estadounidense de Geriatría ha advertido a los proveedores de atención médica que no las utilicen en adultos mayores, excepto cuando hayan fracasado otras terapias, porque son adictivas y aumentan significativamente el riesgo de fracturas de cadera, caídas y otros accidentes, y trastornos cognitivos a corto plazo.
— KHN (Kaiser Health News) es una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud. Junto con Policy Analysis and Polling, KHN es uno de los tres principales programas operativos de KFF (Kaiser Family Foundation). KFF es una organización sin fines de lucro que proporciona información sobre temas de salud a toda la nación.
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